lunes, 14 de julio de 2025

ESTUDIAR CON HIJOS: EL VALOR DE NO RENDIRSE

REPORTAJE
Por: Karen Pinto Cahuana

“Todas las preguntas que se me vienen… ¿Qué voy a hacer? ¿Cómo lo voy a afrontar? incluso porque no había acabado ninguna de mis carreras. Tenía mucho miedo”, contó Rosa Guardia, estudiante de la Escuela Profesional de Ciencias de la Comunicación. Cuando supo que estaba embarazada, su vida cambió por completo. Aunque fue un embarazo planeado junto a su pareja, la decisión llegó en medio de sus estudios y sin haber terminado una carrera. Tenía miedo, muchas dudas, pero también una enorme ilusión. Sabía que tener a su hija implicaría más que amor: traería desafíos, responsabilidades y sacrificios. “Fue una alegría, fue muy lindo, pero sí llegué a un punto a pensar: ¿qué voy a hacer? Ya estoy embarazada, voy a tener a mi hijita, pero después qué más sigue? Entonces, como que sí me chocó un poco”, señaló.

Durante su embarazo, Rosa dejó la carrera de gastronomía. Era una carrera muy demandante, difícil de llevar mientras trabajaba y llevaba un embarazo. Aun así, no abandonó su sueño de seguir formándose. Gracias al apoyo de su familia —especialmente de su mamá, quien también fue madre en la universidad—, retomó sus estudios en Ciencias de la Comunicación. Su regreso fue progresivo, ya que organizaba sus horarios en función del cuidado de su hija, que en ese entonces aún lactaba. “Mi bebita tenía 8 meses, entonces venía tres veces a la semana a la universidad. Lo bueno es que siempre voy a agradecer el apoyo de mi familia. Cuando tú tienes el apoyo de tu familia yo creo que puedes llegar a hacer muchas cosas”, indicó.

Pero no todo ha sido fácil. En muchas ocasiones, tuvo que llevar a su hija a clases o faltar por emergencias médicas. Aun así, encontró en sus docentes y compañeros una red de apoyo y comprensión. “He traído a mi hijita a clases. Es un poco bulliciosa, sí, pero los profesores no me han hecho problema. Hay profesores que incluso me dicen: ‘Si no puedes dejarla con alguien, mejor quédate en casa con ella y no hay problema, es justificable la falta’ ”, contó.

Esta realidad es compartida por muchas jóvenes que enfrentan la maternidad mientras estudian. El psicólogo Irving Muriel Zamudio explica que esta experiencia genera una sobrecarga emocional fuerte. “Se puede presenciar ansiedad y también depresión, ya que están asumiendo un conflicto de roles. Por un lado, está la labor universitaria, la etapa de
independencia… y, por otro lado, la labor de asumir el cuidado de otra vida. Entonces, va a haber una especie de conflicto, una alteración también en etapa del desarrollo y va a tener muchas veces que priorizarse una labor por encima de la otra, lo cual va a hacer que no pueda desarrollarse de manera adecuada a nivel personal”, señaló.

Además de estas condiciones de salud mental que pueden afectar su vida diaria, las madres también se enfrentan al juicio y la falta de empatía de los demás. “Muchas veces lo que hace la sociedad, el entorno más cercano, es estigmatizar. Lo cual hace que la madre universitaria tenga un conflicto interno de culpabilización”, indicó Muriel. Ante ello, el psicólogo sugiere crear redes de apoyo emocional dentro de la universidad, algo que actualmente no existe, pero sería fundamental para que estas jóvenes no enfrenten el proceso en soledad.

En la UNSA, algunas iniciativas ya han comenzado a dar pasos hacia el cambio. Una de ellas fue el concurso “Ser madre en la UNSA”, organizado por la Defensoría Universitaria, para recoger testimonios y propuestas de estudiantes madres. José Luis Ramos Salinas, defensor universitario, cuenta que el objetivo fue conocer de cerca la realidad de estas estudiantes y plantear mejoras. “No existe ninguna directiva respecto a las estudiantes. Lo ideal sería que haya una normativa y que se sepa exactamente cómo nosotros como docentes debemos actuar cuando tenemos una estudiante embarazada”, refirió.

Gracias a este concurso, se elaboró una propuesta de directiva que ya se encuentra en rectorado, y que busca permitir licencias justificadas, flexibilidad en clases y evaluaciones, con el fin de que el embarazo no sea sinónimo de abandono académico. Además, se recogió el pedido urgente de contar con lactarios en la universidad y ampliar la cobertura de la Cuna Jardín.

La Cuna Jardín San Agustín es una institución educativa de nivel inicial de apoyo clave para muchas madres universitarias, docentes y trabajadoras. Actualmente atiende a 120 niños de 1 a 5 años. Sin embargo, el acceso no siempre es fácil. Ruth Gonzales Durand, directora administrativa del centro, explica que desde que pasaron a formar parte de la Dirección de Investigación como un “centro de producción”, las tarifas subieron. “Nos da mucha pena porque hay muchos estudiantes que están con sus bebitos que están en clase... y antes se les recibía, pero ahora ha disminuido ese número de estudiantes que acceden a los servicios”, indicó.

Cabe mencionar que quienes logran ingresar a la Cuna Jardin encuentran un servicio cálido, con psicomotricidad, juegos, paseos y maestras dedicadas. Aila Sarizapana, trabajadora administrativa y madre, cuenta que el trato es cercano y comprometido. “La dedicación y la preocupación que tiene la docente, en este caso la profesora Carmen, para con los niños es de manera individualizada. Estoy más que agradecida, tienen bastante paciencia también con los niños”, señaló.

Los estudiantes de la casa agustina también opinaron acerca de la maternidad universitaria. Compañeros y compañeras destacaron la importancia de apoyar a las madres universitarias, y se mostraron dispuestos a brindar contención y empatía. “No se sientan solas, estamos acá con los compañeros. Nos tenemos que apoyar”, dijo Reitor, estudiante de la Facultad de Ciencias de la Educación en la especialidad de Físico-Matemática. Asimismo, Celeste, estudiante de la misma facultad en el Programa de Idiomas, indicó que: “como compañeros podemos hacer algo y así sientan que cuentan con nosotros, no se sientan solas… pueden desarrollar también su actividad, como sus tareas y recibir apoyo de nosotros”.

Para Rosa, todo ha valido la pena. Cada esfuerzo, cada desvelo, cada clase a la que llegó con su pequeña de la mano. Su hija es su principal motivación para continuar estudiando y seguir adelante. “La universidad te abre muchas posibilidades para escalar en un mundo laboral... Yo con el ejemplo (de culminar mi carrera), poder decirle a mi hija: ‘Tienes que estudiar y salir adelante, porque yo teniéndote a ti, lo he hecho’ ”, indicó.

Ser madre y estudiante al mismo tiempo no es fácil, pero muchas jóvenes como Rosa demuestran que sí es posible. Con apoyo, empatía y espacios que comprendan sus necesidades, la maternidad universitaria puede dejar de ser un obstáculo y convertirse en una motivación. Porque cuando hay escucha, acompañamiento y confianza, las madres no sólo perseveran sino que se convierten en una fuente de inspiración para las demás.


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