CRÓNICA
Por: Grover Lanza
Azul y morado, así es. No se trata de dos colores más; esos tonos representan a dos colosos del baloncesto 3x3 en un torneo de gran envergadura: la Universiada Arequipa 2024. Los juegos universitarios reúnen a destacados deportistas que despliegan su talento y destreza. En esta ocasión, las semifinales se llevaron a cabo en el campus de Sociales de la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa (UNSA).
Se habla de mucho poder, pero antes de entrar en el duelo, quiero describir el entorno que rodea a estos dos gigantes del baloncesto. Era una mañana encantadora, radiante, con el calor que abraza y un cielo azul arequipeño característico. La gente, expectante, comentaba y susurraba. Algunos mencionaban el nombre de su favorito: el azul, el morado. Sin embargo, nadie estaba seguro de nada, excepto de que se venía un gran espectáculo.
Permíteme presentártelos: el coloso azul es el equipo de la Universidad de San Ignacio de Loyola (USIL) de Lima, mientras que el coloso morado representa a la Universidad Continental de Arequipa. ¡Qué colosos! Deportistas de gran porte, con miradas de absoluta concentración, elasticidad y fuerza en sus músculos. La comunicación entre ellos era de un verdadero trabajo en equipo, un diálogo en coro.
Escribir estas líneas me hace revivir la emoción del momento. La etapa de calentamiento fue una antesala a una gran película de baloncesto; me atrevería a decir que estábamos ante una de las mejores representaciones del torneo. El gran duelo de las semifinales.
Me quedé observando el calentamiento que capturó mi atención, al igual que la de todos los aficionados que, la mañana del 2 de septiembre, esperaban con más emoción que ansias un auténtico duelo de poder a poder.
Era como la antesala de una película de Óscar, de época. Los deportistas de ambas escuadras desplegaban su talento, fuerza y convicción en un terreno de 20 metros cuadrados. Un verdadero cuadro de honor. Solo unos minutos para entrar en calor y prepararse, aunque ya estaban listos para el gran duelo.
Cuando el reloj marcó el inicio del duelo, el ambiente se llenó de gente, emoción y ganas de disfrutar. El espectáculo estaba a punto de comenzar. 10 minutos en el reloj, y el conteo regresivo empezó: 9:56. Una jugada rápida de los morados, un bloqueo de los azules, cuerpeo, pisada, giro, quiebre, brinco, salto, lanzamiento, “pum”. El balón se disputaba, ambos equipos atacaban el esférico.
El jugador morado se hizo con el primer punto. Pero los azules respondieron rápidamente, devolviendo el golpe. ¡Qué golpe! Todo empatado. Nuevamente los morados, reacción, corte, bloqueo, falta. El azul recupera. Se lanzan al balón, lo disputan, lo ganan y encestan. Punto para el azul. Respuesta morada. Así transcurrieron los primeros tres minutos.
Era un tira y afloja, cada uno empujando más y más. Las divididas, los bloqueos, los lanzamientos se sucedían a diferentes velocidades. Se separaban para intentar lanzamientos triples que valen dobles. Golpe a golpe, empuje a empuje. Como dijo Al Pacino en su magistral discurso de Un Domingo Cualquiera: “centímetro a centímetro”; así disputaban los colosos los espacios en el campo, buscando hacerse con los puntos y el partido.
Si los morados pisaban fuerte, los azules respondían con un pisotón. Si los de la USIL eran Rocky, los de morado eran Apollo Creed. Siguieron transcurriendo los minutos hasta que, en una jugada clave, se hizo evidente que, como dijo Al Pacino, “centímetro a centímetro” se traducía en jugada a jugada, ganando un espacio en esos 20 metros cuadrados que reunían a los dos colosos.
Fue en ese momento de verdad que el coloso azul, los de la USIL, dieron el golpe sobre la mesa. Empujaron, driblaron, lanzaron triples que valen dobles. Ganaron faltas de puntos dobles, le comieron la moral al rival, crecieron en confianza y, punto a punto, golpe a golpe, canasta a canasta, el marcador digital reflejaba el ritmo cardíaco del encuentro.
Los puntos se anotaban con más fuerza y coraje. La USIL tomó el mando, se hicieron dueños del cuadrilátero, mostrando más hambre de victoria. Esto comenzó a reflejarse en el marcador, que se acercaba a cero como una bomba activada. Canasta tras canasta, y el marcador final registró un 14 a 9. Fue un duelo trepidante y solo quedó un victorioso. La USIL, el coloso azul, se plantó en la gran final, listos para enfrentar a un gran rival. Esa será otra película, pero el gran duelo de semifinales se lo llevó el coloso azul.
No hay comentarios:
Publicar un comentario