Artículo de Opinión
Por: Lucero Nayeli Paredes Cornejo
La salud mental en los escolares es uno de los pilares más importantes que determinan su desarrollo y desenvolvimiento en el entorno social, a pesar de esto, la situación en Arequipa es desoladora, la falta de prioridad en este tema tiene consecuencias tangibles reflejadas en el incremento de casos de agresión física, psicológica y sexual entre escolares. Solo en lo que va del año, el sector Educación reportó 115 casos de estos tipos de violencia, una cifra que debería encender todas las alarmas.
Las aulas que deberían ser espacios seguros para el desarrollo integral de niños y adolescentes se convierten en escenarios de violencia, la realidad dentro de los salones de clase dista mucho de lo ideal, en gran parte es consecuencia de la negligencia de las autoridades. Casi el 98% de las instituciones educativas nacionales no cuentan con al menos un psicólogo, este dato revela un sistema educativo desprovisto de herramientas esenciales para enfrentar y prevenir los problemas de salud mental.
En promedio, existe un psicólogo por cada 3,620 alumnos en las escuelas públicas a nivel nacional; Arequipa cuenta con más de 2,600 planteles, pero solo se contrataron a 100 profesionales. Julio César Abarca, presidente del Consejo Regional de Decanos de los Colegios Profesionales de Arequipa (CONREDE), señaló que el déficit de psicólogos en las escuelas es una catástrofe que impacta a todos los sectores.
Las promesas incumplidas de la anterior ministra de Educación, Miriam Ponce, para conseguir un crédito suplementario ante el Ministerio de Economía que permitiera contratar a más psicólogos, dejan a las instituciones educativas en una situación de precariedad. Ahora la esperanza recae en el nuevo ministro, Morgan Quero, para que asuma este compromiso y tome medidas concretas.
La falta de atención en la salud mental muestra una desconexión profunda entre las políticas educativas y las necesidades reales de los estudiantes; es alarmante saber que sin una intervención adecuada se incrementarán los casos de suicidio, feminicidio y otros tipos de violencia que afectan no solo a los escolares, sino a la sociedad en su conjunto.
La solución requiere compromiso real por parte de las autoridades, porque las promesas no son suficientes, se necesitan acciones concretas y financiamiento adecuado para garantizar que cada escuela cuente con el apoyo psicológico necesario, solo entonces podremos comenzar a construir un entorno educativo verdaderamente seguro y saludable.
Es hora de que las autoridades dejen de ignorar la salud mental de los escolares y tomen medidas decisivas, pues si esta problemática no es tratada a tiempo, las consecuencias se verán más adelante, los niños son el futuro del Perú.
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