Por: Lucero Nayeli Paredes Cornejo
En el antiguo y pintoresco barrio de San Lázaro en Arequipa, una nueva cruz se erige como símbolo de protección y devoción. Donada por la Asociación de Guías de Turismo de Arequipa (Adegopa), esta cruz de metal verde no solo embellece el entorno, sino que también se convierte en un faro de identidad cultural y religiosa. La ceremonia de inauguración, que tuvo lugar el 12 de julio, reunió a miembros destacados de Adegopa y a la comunidad local, marcando el inicio de un nuevo circuito cultural en la ciudad.
Guillermo Hercilla, guía de turismo de Adegopa, destacó la importancia de esta donación, subrayando que la cruz servirá como punto de inicio para el nuevo circuito cultural de Las Cruces de Arequipa. Este recorrido permitirá a los visitantes conocer más sobre la historia religiosa y cultural de la ciudad, uniendo pasado y presente en un lazo de fe y tradición.
La presidenta de Adegopa, Beatriz Cornejo Oblitas, expresó su orgullo por la donación, señalando que la cruz se convertirá en el patrono de los guías de turismo. Cada año, la comunidad celebrará esta cruz, reforzando su compromiso con la preservación del patrimonio y la promoción de la cultura local.
Álvaro Carrasco Macedo, guía de turismo especializado, brindó una fascinante explicación sobre el significado histórico y religioso de la cruz para los cristianos. Según Carrasco, la cruz ha sido un símbolo de protección y esperanza desde los primeros siglos del cristianismo. La historia de la cruz es rica y compleja, llena de evolución y significados que se han adaptado a lo largo de los siglos.
La cruz, como símbolo del cristianismo, no siempre tuvo la forma y el significado que conocemos hoy. En los primeros siglos de la cristiandad, durante la formación del cristianismo en las catacumbas de Roma y a través del arte paleocristiano, la cruz evolucionó a partir de otros símbolos.
Los Primeros Símbolos Cristianos
Antes de que la cruz se convirtiera en el símbolo predominante del cristianismo, los primeros cristianos utilizaban otros emblemas para representar su fe. Uno de los primeros símbolos fue el ancla, que simbolizaba la esperanza y la fortaleza frente a las tormentas de la vida. El ancla proporcionaba seguridad a los marinos en medio de las tempestades, y para los cristianos, representaba la esperanza en Dios y la fuerza de espíritu para superar las adversidades.
Otro símbolo temprano fue el pez, conocido en griego como "Ichthus". Este símbolo formaba un acróstico que significaba "Jesús, Hijo de Dios, Salvador". El pez también tenía raíces en la cultura egipcia, donde simbolizaba la vida eterna y la inmortalidad. Al combinar el ancla y el pez, los primeros cristianos no solo expresaban su esperanza en Dios, sino también su fe en la resurrección de Cristo.
La iconografía cristiana ha jugado un papel crucial en la comunicación de la fe y la historia del cristianismo. Cada símbolo, desde el pez y el ancla hasta la cruz misma, tiene un significado profundo que transmite la doctrina cristiana y las enseñanzas de la Iglesia. La cruz, en particular, es un recordatorio constante del sacrificio de Cristo y la promesa de la resurrección.
En las iglesias y templos, la cruz y otros símbolos religiosos no son meros adornos, sino elementos que educan y exaltan a Dios. La iconografía cristiana utiliza un lenguaje de símbolos para narrar la historia de la fe, la doctrina y las tradiciones cristianas. Este lenguaje simbólico es una forma de comunicación visual que complementa la enseñanza oral y escrita, proporcionando una comprensión más profunda de la religión.
La Cruz en la Roma Antigua
La cruz adquirió un significado aún más profundo durante el reinado del emperador Constantino en el siglo IV. Según la tradición, Constantino tuvo una visión antes de la Batalla del Puente Milvio en 312 d.C. En su sueño, vio una cruz formada por nubes en el cielo y escuchó una voz que le decía: "Con este signo vencerás". Inspirado por esta visión, Constantino adoptó el crismón, un monograma formado por las letras griegas "X" (ji) y "P" (rho), que representaban a Cristo. Este símbolo reemplazó al águila romana en los estandartes de su ejército, y con él, Constantino obtuvo una gran victoria, marcando el inicio de la cristianización del Imperio Romano.
Santa Elena y la Vera Cruz
La madre de Constantino, Santa Elena, jugó un papel crucial en la veneración de la cruz. Considerada la primera arqueóloga cristiana, emprendió un viaje a Jerusalén en busca de las reliquias de la Santísima Cruz. La tradición cuenta que el 3 de mayo, Santa Elena descubrió tres cruces en un pozo y, para identificar la verdadera, las probó en una mujer agonizante. Al posar la verdadera cruz sobre la mujer, esta se curó milagrosamente. También se dice que durante una procesión, la cruz resucitó a un joven fallecido, confirmando su autenticidad.
La vera cruz fue dividida: una parte se quedó en Jerusalén y otra fue llevada a Roma. Este descubrimiento fortaleció la devoción hacia la cruz y consolidó su lugar en la liturgia cristiana. En Roma, se erigió la Basílica de la Santa Cruz, y la tradición de venerar la cruz se extendió por todo el Imperio.
La Evolución hacia la Cruz
Con el tiempo, estos símbolos comenzaron a fusionarse y a tomar la forma de la cruz. El travesaño del ancla, unido a la figura del pez, empezó a delinear lo que eventualmente se convertiría en la cruz cristiana. Esta evolución simbolizaba la pasión de Cristo y su sacrificio, que traería la salvación a la humanidad. Para los primeros cristianos, la cruz no solo representaba la crucifixión de Jesús, sino también la promesa de vida eterna y resurrección.
La Devoción de los Albañiles
La tradición de colocar cruces en los techos de los edificios también tiene sus raíces en la historia cristiana. Durante la construcción de la Basílica de la Santa Cruz, uno de los albañiles cayó y murió. Según la leyenda, al llevar la cruz al lugar del accidente, el albañil resucitó. Este milagro cimentó la devoción de los albañiles hacia la cruz, y cada vez que completaban un techo, colocaban una cruz de flores para conmemorar este acto milagroso.
En la actualidad, existen dos fiestas principales dedicadas a la cruz en la liturgia católica: la Exaltación de la Santa Cruz, celebrada en septiembre, y la fiesta de la Santa Cruz, el 3 de mayo. La primera conmemora la recuperación de la cruz por el emperador Heraclio en el siglo VII, mientras que la segunda recuerda el descubrimiento de la cruz por Santa Elena. Aunque la celebración de mayo fue dejada de lado en el Concilio Vaticano II, en Hispanoamérica, especialmente en México y Perú, se mantiene viva gracias a la devoción de los albañiles y arquitectos.
La Cruz de Adegopa: Un Símbolo de Identidad
La cruz donada por Adegopa en San Lázaro no solo es un símbolo religioso, sino también un recordatorio de la identidad cultural de Arequipa. Ángel Clavijo Sanz, dueño de "La Caverna" y guía de turismo, expresó su agradecimiento a Adegopa por la donación. Clavijo recordó que la casona, con más de 180 años de antigüedad, ha sido un punto de encuentro para diversas culturas y oficios a lo largo de la historia. Hoy en día, alberga emprendimientos como cafeterías y restaurantes, que continúan la tradición de ser un lugar de trabajo y encuentro.
La presidenta de Adegopa, Beatriz Cornejo Oblitas, anunció que el 12 de julio será recordado como el día de la cruz del guía de turismo. Esta fecha se celebrará anualmente, destacando el legado de fe y patrimonio que la cruz representa. Este gesto no solo refuerza la identidad católica de la comunidad, sino que también subraya el compromiso de Adegopa con la preservación y promoción de la historia y cultura de Arequipa.
Para los arequipeños, la cruz es más que un símbolo religioso; es parte de su identidad cultural. La cruz verde de metal donada por Adegopa no solo embellece el barrio de San Lázaro, sino que también actúa como un recordatorio de la historia y la fe de la comunidad. Este gesto de Adegopa resalta el respeto por la cultura, la historia y la iconografía cristiana, y subraya la importancia de preservar y promover el patrimonio cultural de Arequipa.
La cruz se convierte en un puente entre el pasado y el presente, uniendo a la comunidad en torno a sus raíces comunes. Para los guías de turismo, esta cruz es un símbolo de protección y un recordatorio de su compromiso con la promoción de la cultura y la historia de Arequipa. Cada año, la celebración de la cruz reforzará este compromiso.
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