viernes, 14 de noviembre de 2025

FORMADOS PARA NO EJERCER: LA DURA REALIDAD DE JÓVENES SIN EMPLEO

ARTÍCULO DE OPINIÓN

Por: Daniela Acosta Chávez 


 

 

 

Fuente: Revista Vive
¿Y ahora? ¿Qué voy a estudiar? Esta es una de las preguntas más comunes entre los adolescentes que culminan la etapa escolar. Elegir una carrera profesional representa una de las decisiones más difíciles de la vida. Muchos jóvenes investigan cuáles son las profesiones con mayor demanda en el mercado laboral. A menudo se piensa que con solo estudiar una carrera se asegura un empleo o, al menos, una parte del futuro profesional. Sin embargo, la realidad suele ser muy diferente.

Es fundamental comprender que cursar una carrera universitaria no garantiza obtener un puesto de trabajo en el rubro elegido. El mercado laboral en el Perú es cambiante y, en muchos casos, impredecible, sobre todo en sectores económicos como la minería o el comercio, donde la demanda de profesionales fluctúa constantemente.

En una sociedad altamente competitiva, trabajar es una necesidad. De una u otra forma, todos deben hacerlo para salir adelante. Tristemente, esta es una realidad que muchos peruanos enfrentan, especialmente los jóvenes, quienes al culminar sus estudios universitarios se encuentran nuevamente frente a una pregunta crucial: ¿y ahora qué hago con mi vida?

Actualmente, existe una marcada escasez de empleo para jóvenes recién egresados, tanto de carreras técnicas como universitarias. En el caso de las carreras técnicas, esta brecha es menor, ya que diversos sectores demandan más técnicos que profesionales. No obstante, en el ámbito universitario la situación es más crítica, y algunas especialidades enfrentan una falta de oportunidades mucho más evidente que otras.

Según el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE), existe una gran desigualdad entre las carreras que estudian los jóvenes peruanos y los empleos que finalmente desempeñan. De acuerdo con esta institución, siete de cada diez profesionales en el país trabajan en áreas distintas a las que estudiaron. Esto evidencia la necesidad de una orientación vocacional más precisa, que ayude a los jóvenes a elegir una profesión con mayores posibilidades de empleabilidad y desarrollo futuro.

En contraste, las cifras recientes del MTPE señalan que las cinco carreras universitarias con mayores dificultades de inserción laboral en el Perú son investigación operativa, odontología, música, humanidades y otras especialidades de las ciencias de la salud. Aunque poseen gran valor académico, estas disciplinas enfrentan una baja demanda de profesionales, lo que limita las oportunidades de sus egresados en el mercado actual.

Como muchos otros problemas en nuestro país, este también compete al Estado. La raíz del problema no está solo en el ámbito laboral, sino en la gestión educativa: la falta de regulación y fiscalización de las instituciones, tanto técnicas como universitarias. Muchas de ellas no cumplen con los estándares mínimos para formar profesionales competentes, lo que incrementa el número de egresados y, por ende, satura el campo laboral, sobre todo en las carreras más demandadas.

La falta de control educativo también afecta a sectores sensibles como el de la salud. Existen universidades e institutos que no cumplen con los estándares necesarios, formando profesionales con una preparación deficiente. Esto repercute directamente en la sociedad, ya que un mal ejercicio profesional puede derivar en negligencias y consecuencias graves para la población.

Esta situación ha llevado a muchos jóvenes a pensar que estudiar ya no es una necesidad para poder trabajar. Cada vez más optan por crear sus propios negocios o emprendimientos, mientras que otros simplemente deciden no dedicarse a nada. Así, se forma un segmento de la población que ni estudia ni trabaja, lo que a largo plazo puede generar problemas sociales como delincuencia o informalidad laboral.

¿Qué debemos hacer como sociedad para lograr que el país sea autosostenible en la formación y empleabilidad de sus profesionales? ¿Cómo revertir las cifras y lograr que los jóvenes egresados encuentren trabajo en el campo para el cual se prepararon?

Este es un reto que el gobierno debe asumir con urgencia. Se requiere un trabajo conjunto entre el Ministerio de Trabajo y el de Educación para orientar correctamente a los jóvenes que egresan del colegio. Es necesario brindarles herramientas que les permitan elegir una carrera acorde a sus habilidades, con conocimiento del panorama económico y del mercado laboral de su elección. Solo así podrán tomar decisiones que impacten positivamente en su futuro y en el desarrollo del país.

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