viernes, 25 de octubre de 2024

VIOLENCIA Y AJUSTE DE CUENTAS: LA DELINCUENCIA RETOMA FUERZA EN AREQUIPA

CRÓNICA

Por: Nayely Kassandra Luque Yanqui                                                                             

El miércoles 24 por la noche, la tranquilidad en Yanahuara se rompió, unas ráfagas de disparos se oyeron por todo lugar. Edward Miguel Lobo Rojas, un venezolano de 33 años, caía acribillado en una calle de la urbanización Magisterial II, a manos de presuntos sicarios, lo primero que se oyó ese día eran rumores de un supuesto ajuste de cuentas.

La Policía minutos después identificó el cuerpo y confirmó su muerte como una de las tantas tragedias envueltas en un velo de vida al margen de la ley. Desde que llegó a Perú, específicamente Arequipa, Lobo Rojas parecía no haber elegido un buen camino, pues su muerte sería el indicio para desenterrar todo lo malo que hizo en el pasado, avivando más las sospechas del ajuste de cuentas.

El reporte forense, tras la necropsia en la morgue central, indicó que los 12 impactos de bala que recibió causaron una hemorragia incontenible, acabando con su vida casi al instante. Su ejecutor lo había sorprendido por la espalda, descargando cada disparo con precisión antes de huir en motocicleta junto a su cómplice.

En la escena quedó el auto de placa VBP-510, que Lobo Rojas utilizaba para prestar servicios como taxista y que se encontraba pagando al dueño del mismo, un compatriota suyo. El vehículo estuvo en la escena del crimen, pero el amigo de la víctima se lo llevó para luego abandonarlo en la intersección de las calles Rafael Belaunde con Ramón Castilla, Yanahuara.

A pesar del testimonio de su esposa, quien asegura que Edward se dedicaba únicamente al servicio de taxi, los detectives dudaron, pues Lobo Rojas había sido arrestado previamente por lesiones leves en Camaná, y en 2019 fue capturado junto a la banda “Los marcas de La Negrita” mientras planeaban un asalto bancario. Desde entonces, su historial criminal se vinculaba a delitos de marcaje y robo, y, aunque salió de prisión en 2020, su relación con el mundo delictivo parece no haber terminado.

Minutos después del crimen, el autor del suceso difundió en redes sociales la masacre, como ocurrió anteriormente con las ejecuciones de aquellos extranjeros que estuvieron involucrados con alguna de las dos organizaciones criminales (Los Gallegos y Los Orientales) que todavía luchan por el control total de las actividades ilícitas en la ciudad blanca, como el cobro de cupos, venta de droga, préstamos gota a gota y la trata de personas.

Horas después del asesinado de Edward, una balacera se desató en Miraflores, específicamente contra una carnicería, ese día el terror se apoderó de muchos. La delincuencia había vuelto a Arequipa, y esta vez, parecía no parar. Automáticamente la policía puso en acción el plan cerco que permitió la captura del peruano Bruno Ugarte Hernani (19) y el venezolano Carlos Toro Zambrano (20), quienes iban a bordo de una moto, teniendo en sus pertenencias un revólver y cuatro celulares. Horas después, se supo que no estaban relacionados con el crimen, pero sí habían robado los equipos a estudiantes, quedando detenidos.

Con un historial marcado por el crimen, Edward Lobo Rojas pasó su último miércoles como un hombre con una cuenta pendiente, en medio de un mundo oscuro que le cobró la vida. Mientras tanto, el distrito de Yanahuara y la ciudad en general continúan lidiando con el miedo y la incertidumbre de vivir entre conflictos criminales.

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