sábado, 12 de octubre de 2024

LA GESTIÓN HÍDRICA EN EL PERÚ Y EL VALOR DE LA PRODUCCIÓN CIENTÍFICA NACIONAL

REPORTAJE

Por: Guillermo Miranda Choque

 

En un estudio realizado en 2021, Werner Chota Macuyama y Jhancarlo Chong Mendoza, científicos de la Dirección de Investigación en Ecosistemas Acuáticos Amazónicos, encontraron microplásticos en los estómagos de peces de gran importancia económica y alimentaria como el Boquichico. Actualmente Werner Chota expresa que también hallaron partículas de plástico en la arena de las playas temporales de la Amazonía

“Los ecosistemas de la Amazonía son bien conocidos por su gran biodiversidad, del cual depende el sustento alimentario y la economía de la población, esta riqueza es amenazada por actividades extractivas como el petróleo, así como el cambio climático y la contaminación con residuos sólidos”, manifiesta.

Producto de este tipo de hallazgos, los investigadores optaron por ampliar sus estudios en otras especies animales con dependencia de la calidad del agua como anfibios y reptiles. Asimismo los académicos también han emprendido labores de investigación sobre los ecosistemas de los ríos próximos a ciudades como Iquitos y Nauta.

“Estos resultados son muy importantes para gestionar estos ecosistemas y para mostrar a las empresas y a la población que nuestras acciones impactan negativamente sobre los ecosistemas acuáticos”, expresa el investigador.

De acuerdo a Ada Arancibia Samaniego, especialista en gestión de recursos hídricos y medio ambiente, las líneas de investigación de institutos científicos y universidades deben centrarse en la recuperación de estos ecosistemas, puesto que la degradación de los ríos es uno de los principales problemas del país, donde se dejan de lado los estudios relacionados a servicios ecosistémicos.


Destacando que los problemas del agua no son exclusivos del entorno urbano del Perú, para la Ing. Diana Orellana de la Cruz, jefa del proyecto "El Agua Nos Une", de CARE Perú, la realidad no es menos crítica para las comunidades rurales, ubicadas mayoritariamente en cuencas y zonas de recarga hídrica, cuya relación con su territorio está siendo afectada por la influencia urbana, comprometiendo sus prácticas ambientales originarias.

En el ámbito de la gestión de recursos hídricos a nivel nacional y en un territorio con una serie de procesos particulares que configuran su clima, la situación exige la generación de conocimiento propio según sostiene Arancibia Samaniego, siendo un ejemplo de ello las falencias generadas con la aplicación de modelos climáticos predictivos aplicados en un entorno global.

“Si nosotros queremos gestionar mejor nuestros recursos hídricos, tenemos que generar nuestros propios conocimientos. Es necesario que nuestras universidades desarrollen investigación para entender y no quedarnos en publicaciones de papers, sino que esto sea transmitido a las personas que toman decisiones”, destaca la especialista.

Abordando el tema desde la dimensión del sector retail (venta minorista), el Ing Rodrigo Mendez Castillo, jefe del área de proyectos y tecnologías de eficiencia hídrica en Aguaconserve, sostiene que lo centros comerciales son grandes consumidores de agua para la realización de sus operaciones, destacando que en Latinoamèrica estos usualmente se encuentran ubicados en zonas donde escasea este recurso,

De este modo, Mendez expresa que este sector económico debe tener una postura más proactiva respecto a la gestión del agua, que también deba abarcar una visión externa que involucre acciones orientadas al desarrollo de estrategias de gestión integral para las cuencas donde estén ubicadas.

“Es importante que las empresas colaboren con gobiernos y organizaciones no gubernamentales para crear soluciones colectivas que involucren programas, políticas y desarrollo de infraestructura para agua y saneamiento. Uno de los programas que vemos que funcionan muy bien en Perú son el Certificado Azul”, expresa el representante de Aguaconserve.

El Certificado Azul es el reconocimiento que otorga la Autoridad Nacional del Agua (ANA) a los usuarios hidricamente responsables que participan de su programa de Huella Hídrica, mediante el cual se identifica el consumo de agua en la producción de bienes y servicios para conseguir el uso eficiente del recurso y fomentar responsabilidad compartida.

“Los beneficios a corto y mediano plazo son la sostenibilidad de la empresa, la competitividad ante el Estado, el fortalecimiento de la imagen en los clientes y proveedores, la reducción de costos operativos y el afianzamiento de la relación con la población próxima, permitiendo fomentar sistemas más eficientes y conscientes”, expresa Orellana de la Cruz.

Pese a incentivos como este, según la perspectiva que ofrece Werner Chota desde lugares como la amazonía, las prácticas de sensibilización y limpieza emprendidas por múltiples instituciones no están consiguiendo importantes cambios en la población, dado que cada vez que realiza sus investigaciones, aún puede ver cantidades de basura que llegan a los ríos de forma constante.


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