Reportaje
Por: Lucero Nayeli Paredes Cornejo
Giancarlo Navarrete Rossi, es un talentoso actor de teatro Clown con una trayectoria fascinante, comenzó su carrera a los 16 años, cuando descubrió su pasión por el arte del Clown, desde entonces formó parte de grupos teatrales como Chiqui Show, especializado en shows infantiles. Tiene la habilidad para conectar con el público, actuó en grandes escenarios frente a audiencias de hasta tres mil personas. Para perfeccionar su talento, estudió en Lima e incluso se formó en Europa con el célebre maestro del clown, David Larible. Actualmente, cursa una maestría en artes escénicas en la Escuela de Postgrado Newman y enseña teatro clown desde hace siete años en la Universidad Nacional de San Agustín, de Arequipa.
Giancarlo recuerda el momento exacto en el que decidió dedicarse al clown, "fue justo terminando el cuarto de secundaria, era muy malo en los estudios, especialmente en matemáticas. Mi única nota buena era en Arte, obtuve un 19 porque gané un festival regional de teatro, sin saber nada, pude dirigir una obra a los 14 años. Me di cuenta que estaba desorientado, pero también que lo único que me hacía feliz era actuar y enseñar", menciona. Además, buscó oportunidades hasta que ingresó a Chiqui Show, un grupo de teatro infantil donde nació su primer personaje, el payaso “Chiqui”, "Ahí supe que las tablas -no las de matemáticas, sino las teatrales- y yo éramos uno solo".
EL INICIO DE LA TRAVESÍA AL GRAN CAMBIO
El clown se desenvuelve en distintas áreas, regalando alegrías y nuevas perspectivas de vida. Este arte es un estilo del género teatral basado en el universo del payaso, donde el artista crea su propia rutina y personaje, desenvolviéndose en diversas áreas. En el artículo de investigación "Fortalecimiento de la empatía a través del teatro clown" de Andrea Flórez, Charlin Caguasango, Sandra España y Mario Peluffo, se destaca cómo el arte del clown, mediante diversas tramas y situaciones escénicas, fortalece el componente cognitivo de la empatía. Esto se evidencia en el aumento de la imaginación, la tolerancia y el reconocimiento de emociones, así como en el fortalecimiento del componente emocional, evidenciado en actitudes de compasión, contagio emocional y solidaridad.
Además, en el entorno sanitario, el clown establece una relación directa con el espectador, similar a la relación profesional médico-paciente, como explica Alexia Camuñas. El clown rompe la cuarta pared del teatro, relacionándose personalmente con el público e intercambiando miradas y sentimientos, y transmite sus emociones con sinceridad, espontaneidad y aceptación del fracaso. Esta capacidad de conectarse sinceramente puede servir a los profesionales sanitarios para descubrir la persona detrás de la patología o la historia clínica.
Conocer el teatro Clown no es solo adentrarse en una carrera artística, sino descubrir un estilo de vida y una forma única de ver el mundo. Este arte, accesible para todos y aplicable a cualquier ámbito, nos permite conectar con nuestras emociones y con los demás de una manera profunda y auténtica.
Para Giancarlo, el clown siempre existió aunque antes era muy empírico, sobre todo en nuestro país; actualmente lo sigue siendo pero a menor escala, aún no se ha desarrollado completamente. En Arequipa, el primer circo apareció en el distrito de Hunter con actores locales, ahí surgen los payasos en la ciudad. Estos formaban parte del entretiempo, pero se les veía como personajes cómicos y tontos. El teatro clown es parecido al rol cómico que tiene un payaso. Programas como Pataclaún hicieron visible a esta nueva rama del teatro y promovieron su uso en terapias de integración, educación y otras áreas.
VIVIR EN MODO CLOWN
Ser clown puede ayudar a las personas que aún no están dentro de este mundo artístico, pues trabaja cuatro principios: el juego, la creatividad, la inocencia y la socialización. Estos aspectos ayudan a mejorar las relaciones interpersonales, gestionar emociones, ser atrevido y excéntrico, permitiéndonos hacer cosas maravillosas. Para Giancarlo, el teatro clown es para niños, adultos y ancianos. Muchos dicen que este arte representa al niño que llevamos dentro, pero él cree que también es el adulto o el anciano que llevamos dentro, es lo que realmente queremos ser. La sociedad impone normas y estereotipos, pero el clown rompe con todo eso.
Este tipo de teatro nos ayuda a afrontar miedos. Nos enseña a hablar sin temor, a aprender de nuestros errores y a gestionar nuestras emociones. Si vives en modo clown, actúas con sinceridad y sin miedo al fracaso. El clown ve el mundo de manera diferente, porque siempre busca aventuras y diversión en las cosas simples. A Giancarlo, el ser clown le ayudó a ver el dolor como un proceso; pues él padece una enfermedad que genera discapacidad física, y este arte le permite entretenerse con la vida y comprenderla.
Vivir en modo clown es interiorizar estos principios para una mejor vida. Si las personas se atrevieran a asistir a un taller de Clown, tendrían otra expectativa de la vida, te enseña a divertirte viviendo con pasión, ríes, lloras cuando lo necesitas; es algo diferente, más allá de ponerse una nariz roja y hacer reír a los demás, es una forma de transformar los momentos más difíciles en oportunidades para el crecimiento personal y la conexión humana.
El mundo del clown es fascinante y enriquecedor, no se trata solo de un arte escénico, sino de una filosofía de vida que nos invita a ver el mundo con otros ojos, a enfrentar nuestros miedos y conectarnos de manera genuina con los demás. Giancarlo Navarrete es un ejemplo de cómo ser clown puede transformar tu perspectiva de vida; vive en modo clown, abraza la alegría, la creatividad y la autenticidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario