miércoles, 25 de junio de 2025

LA GUERRA ESTÁ LEJOS, PERO SUS CONSECUENCIAS PODRÍAN GOLPEAR AL PERÚ DE CERCA

ARTÍCULO DE OPINIÓN
Por: Stefany Mena Campos


 
 
 
 
 
 
Cuando escuchamos hablar de una posible guerra entre Irán, Israel y Estados Unidos, muchos en Perú podrían pensar que se trata de un conflicto lejano, de esos que solo ocupan los titulares internacionales. Pero lo cierto es que, aunque no caigan bombas en nuestro territorio, sus efectos podrían sentirse con fuerza en nuestros bolsillos, en los mercados y en la estabilidad de nuestra economía. Y si no prestamos atención, el golpe podría ser más fuerte de lo que imaginamos.


Julio Velarde, presidente del Banco Central de Reserva del Perú, ya lo advirtió: el mayor riesgo a corto plazo que enfrentamos es una posible alza del precio del petróleo, como consecuencia de un conflicto armado en Medio Oriente. No es una exageración. Un enfrentamiento entre estas potencias podría afectar directamente el paso por el Estrecho de Ormuz, por donde circula hasta el 30 % del petróleo mundial. Si eso ocurre, el precio del crudo se dispararía, y con él, el costo del transporte, los alimentos, la energía… y la vida diaria para millones de peruanos.

Recordemos que Perú es un país que importa combustibles. No somos autosuficientes en energía. Así que cada centavo que suba el petróleo se traduce en más soles por litro de gasolina, en pasajes más caros y en productos básicos que se encarecen en los mercados. No sería la primera vez que lo vivimos, pero en un contexto ya complicado económicamente, con inflación reciente y bajo crecimiento, sería una herida más a una economía que aún intenta recuperarse.
 Y eso no es todo. Si el conflicto escala, los mercados financieros también se verían sacudidos. La incertidumbre global suele generar una "huida al dólar", lo que podría generar devaluación del sol y encarecer nuestras deudas externas. Además, la inversión extranjera que ya está golpeada por la inestabilidad política local podría frenarse aún más, alejando proyectos clave para el desarrollo del país, especialmente en minería, infraestructura y energía.

Es importante también ver el impacto en las decisiones del propio BCRP. Si el precio del petróleo sube y dispara la inflación, el Banco Central podría verse obligado a subir las tasas de interés para contenerla. ¿Qué significa eso para nosotros? Créditos más caros, menos consumo, menos inversión. Una desaceleración aún más profunda en sectores ya golpeados como el comercio y las microempresas.

Algunos dirán que este escenario es “hipotético”, que todavía no ha estallado una guerra formal. Y es cierto. Pero también lo es que la economía no espera a que suenen los primeros misiles. Reacciona ante las amenazas, ante las tensiones. Por eso es clave que como país, como ciudadanos, estemos informados y exijamos que nuestras autoridades tomen previsiones, que no se limiten a ver cómo suben los precios sin actuar.

La guerra entre Irán, Israel y Estados Unidos podría parecer ajena, pero no lo es. En un mundo globalizado, los conflictos no respetan fronteras. Y aunque estemos lejos geográficamente, el impacto en nuestro día a día podría sentirse muy cerca. La paz es un deseo universal, pero también una necesidad económica. Y si algo podemos hacer desde este lado del mundo, es prepararnos, exigir responsabilidad y, sobre todo, no mirar hacia otro lado como si este problema no fuera también nuestro.

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