CRÓNICA
Por: Grover Lanza
La finalísima del fútbol femenino en los Juegos Universitarios Universiada Arequipa 2024 se vivió con intensidad en el Estadio de la Universidad Nacional de San Agustín (UNSA). Dos equipos limeños, la Universidad de Ciencias Aplicadas (UPC) y la Universidad Mayor de San Marcos, se enfrentaron en un duelo que prometía ser un espectáculo de emociones y talento.
Con el sol radiante y un ambiente festivo, las jugadoras se preparan para
el gran encuentro. El calor abrazador de Arequipa no detuvo la energía de las destacadas
deportistas que, como guerreras, salieron al campo dispuestas a luchar por la
gloria. El árbitro Edwin Ordoñez, con el silbato en mano, dio inicio a una
batalla que prometía ser memorable.
Desde el arranque, ambas escuadras mostraron ímpetu y determinación. La
Universidad San Marcos casi sorprende con un zapatazo que rozó el arco de la
UPC, dejando claro que la contienda sería reñida. Pero la primera alegría llegó
para la UPC: un tiro de esquina es cabeceado a las redes por Olenka Gutiérrez y
convirtió el gol al minuto siete, desatando la euforia en las gradas.
Sin embargo, la respuesta de San Marcos fue inmediata. Aranxa Vega, con su
número 17 en la espalda, lanzó un potente disparo desde fuera del área que se
coló en el arco de la UPC, igualando la contienda. El empate a uno intensificó
la lucha por el control del juego, convirtiendo el partido en una verdadero
tira y afloja entre ambas instituciones.
A medida que avanzaba el encuentro, la UPC comenzó a hacerse con el dominio del balón, pero sin lograr concretar jugadas de peligro. La defensa sanmarquina se mantenía firme, neutralizando los intentos de las delanteras rivales. El desgaste físico se sintió en el aire, y el árbitro decidió dar un tiempo de hidratación, permitiendo a los entrenadores ajustar estrategias.
Vivian Ayres, directora técnica de la UPC, aprovechó el momento para animar
a sus jugadores a presionar y recuperar el control del juego. Por su parte,
Angello Guerrero, técnico de San Marcos, mantenía la calma y aconsejaba a sus dirigidas
sobre cómo aprovechar los errores del rival.
Con el breve tiempo de rehidratación culminado, el árbitro Edwin Ordoñez
dio la señal para reanudar la primera mitad del encuentro. Durante los últimos
20 minutos, la UPC) tomó el control del juego, aunque sin generar demasiado peligro
en el arco rival. Las figuras que más se destacaban de la UPC eran Sofía
Aguayo, delantera número 10, y Angelina Urpe con la 19 en la espalda, que
manejaba el balón con maestría en el centro del campo.
A pesar de algunas aproximaciones, el partido continuó sin que se
concretaran jugadas de gol, evidenciando la solidez defensiva de ambos equipos.
El árbitro Ordoñez hizo escuchar su silbato y descanso. Los técnicos de ambas
escuadras aprovecharon para ajustar tácticas y corregir errores. Vivían Ayres,
instó a sus jugadoras a poner más energía y determinación en el partido,
mientras que Angello Guerrero, más calmado, ofreció palabras de aliento a su
equipo.
Tras los 15 minutos de descanso, el árbitro Ordoñez reanudó el encuentro.
La segunda mitad comenzó de forma trabada, con pocas ocasiones de gol, pero la
UPC continuó ejerciendo un control táctico que mantenía la presión sobre su
rival.
Con el reinicio del juego, la UPC mostró un mejor control, mientras que las
jugadoras de San Marcos parecían fatigadas. En un giro inesperado, Guadalupe
Seminario, con un disparo que parecía inofensivo, sorprendió a la arquera rival
y puso a la UPC 2-1 arriba en el marcador.
La emoción se intensificó cuando, apenas dos minutos después, Sofía Aguayo
ejecutó un tiro libre magistral que se convirtió en el tercer gol de la UPC.
San Marcos, tocado por la inesperada ráfaga de goles, se mostró confundido y
desorientado, mientras la UPC se adueñaba del encuentro.
El calor del estadio no cesaba, y las tribunas vibraban con el aliento de
los aficionados. Mientras tanto, la UPC controlaba el juego con mayor
efectividad, mostrando una mejor condición física que su rival. San Marcos,
agotado, luchaba por recuperar el ritmo, pero los errores se acumulaban.
Los minutos transcurrirían y la tensión se apoderaba de ambas escuadras. A
pesar de algunos intentos de San Marcos, la UPC mantenía la calma y la posesión
del balón, dejando poco margen para las jugadoras sanmarquinas que, exhaustas,
no lograban concretar sus oportunidades.
Finalmente, el árbitro hizo sonar su silbato, poniendo fin a un partido
lleno de emoción y entrega. Las jugadoras de la UPC, desbordadas de alegría, se
abrazaron en una celebración frenética. Habían conquistado el oro en Arequipa,
un logro para los suyo y la historia del deporte universitario.
La felicidad y el orgullo se desbordaron en el campo, mientras la afición
celebraba junto a su equipo. La UPC se alzó como campeona, y el triunfo se
festejó con abrazos y gritos que eran símbolos de esfuerzo y dedicación. ¡Felicidades
a las campeonas! Felicidades UPC.
No hay comentarios:
Publicar un comentario