A tres cuadras de la Plaza de Armas de Arequipa, cruzamos el puente Bolognesi, donde el majestuoso Misti se presenta como guardián de la historia arequipeña. Al descender por la angosta y empedrada calle Beaterio, nos topamos con el Tambo de Ruelas, un emblemático lugar que ha sido testigo de siglos de historia y cultura. Este espacio, que guarda un legado invaluable, se encuentra en un estado de abandono que contrasta con su rica herencia.
En palabras de los copropietarios del tambo y visitantes de sitios históricos del tambo, “nadie ama lo que no conoce”, y es este desconocimiento es el que amenaza la conservación de nuestra identidad cultural.
El Tambo de Ruelas, construido en el siglo XVII, no solo ha servido como refugio para viajeros, sino que también ha sido un punto de encuentro para personajes destacados de la historia peruana, como Mariano Melgar y Gamaliel Churata. Carlos Rivas, uno de los copropietarios, comenta que este lugar "cuenta la historia arquitectónica de la ciudad". Su estructura, que refleja una fusión de estilos desde influencias coloniales hasta reformas neorrenacentistas, lo convierte en un símbolo de la evolución cultural de Arequipa.
A pesar de su importancia, el Tambo de Ruelas enfrenta serios desafíos. Rivas advierte sobre la amenaza de construcciones modernas en sus cercanías, que podrían comprometer la integridad del lugar. “Hacer cinco edificios de seis pisos sería terrible para nuestro reconocimiento como patrimonio cultural de la humanidad”, enfatiza, instando a la comunidad a mantenerse vigilante y activa en la defensa de este legado.
La ONG Mandala, representada por Fiorella Salazar, ha tomado la iniciativa de acercar a la ciudadanía al Tambo de Ruelas. Salazar explica que, a través del programa "Aliados del Patrimonio", buscan promover la importancia de los espacios culturales. “La riqueza del patrimonio arequipeño, tanto material como inmaterial, merece ser valorada y preservada”, afirma, haciendo un llamado a la población para que se acerque y conozca estos espacios culturales desconocidos por muchos.
El trabajo de restauración del Tambo de Ruelas es fundamental para convertirlo en un punto cultural accesible para turistas locales como internacionales. Durante las actividades organizadas, los participantes pueden apreciar la arquitectura del tambo desde un balcón en el segundo nivel, donde se contempla el río Chili y los elementos constructivos que narran la historia de la región.
Salazar enfatiza que “el trabajo de preservar el patrimonio no es solo responsabilidad de las ONGs”, sino que requiere un compromiso conjunto de la sociedad civil, las autoridades y el sector privado.
Yovana, representante del Ministerio Público, también se ha involucrado en la protección del patrimonio arequipeño. Su enfoque se centra en la educación y la sensibilización sobre la importancia de estos espacios históricos. “Es fundamental educar a las futuras generaciones sobre la importancia de estos espacios”, dice, mientras menciona los talleres y recorridos que se están llevando a cabo para promover el conocimiento y la apreciación del patrimonio local.
Tirza, socióloga y miembro de un equipo de voluntariado, complementa esta visión al destacar que muchos jóvenes no conocen su propia historia, lo que limita su conexión con las tradiciones de su ciudad. “Es importante implementar plataformas informativas que comuniquen las celebraciones y actividades culturales”, señala, con cierta angustia que la falta de promoción dificulta la participación de la comunidad.
La historia del Tambo de Ruelas es un relato de resistencia. A pesar de haber sido declarado monumento histórico en 1989, el lugar ha sido objeto de abandono y falta de atención. Las autoridades y la empresa privada parecen haber olvidado su importancia, dejando que la historia y la modernidad se enfrenten en medio del deterioro. Sin embargo, los actuales propietarios han comenzado a revitalizar la estructura, mostrando que aún hay esperanza para este legado.
El tercer piso del tambo ofrece vistas espectaculares de la ciudad y del valle del Chili, mientras que el segundo se ha transformado en una sala de exposición de arte. Este cambio revitaliza el lugar y también permite a artistas locales e internacionales compartir su trabajo, creando un espacio donde la creatividad y la historia convergen.
El Tambo de Ruelas no es solo un sitio histórico, es un símbolo de la identidad cultural de Arequipa. Otro de los copropietarios de nombre Guillermo resalta la necesidad de proteger el título de ciudad patrimonio, lo que es fundamental para el turismo y la riqueza cultural de la región. "Hay que preservar el patrimonio y defenderlo para mantener nuestra historia viva", afirma, con alegría que este legado es especial para las futuras generaciones.
La comunidad debe unirse en la defensa de espacios como el Tambo de Ruelas. Carlos Rivas invita a los arequipeños a participar en actividades comunitarias y a estar atentos a las iniciativas que buscan preservar la identidad de la ciudad. “Seguir luchando por la conservación y protección de la ciudad es fundamental”, dice, con ánimos que el futuro de este patrimonio depende del compromiso colectivo.
La importancia del Tambo de Ruelas trasciende su estructura física; es un testigo vivo de la historia arequipeña que debe ser transmitido. La lucha por su conservación es una tarea conjunta que requiere del apoyo de todos. “La preservación del patrimonio no es solo un deber de las ONGs, sino un llamado a la acción de toda la comunidad”, concluye Salazar, instando a todos a valorar y proteger su legado cultural.
Al final del día, la historia del Tambo de Ruelas es parte de nuestra historia cultural y esta se encuentra en riesgo de alejarse de nuestras memorias. Solo a través del conocimiento y la concienciación podemos garantizar que este legado perdure. Es importante recordar que “nadie ama lo que no conoce”, y es nuestra responsabilidad dar a conocer y cuidar nuestro patrimonio. Así, el Tambo de Ruelas podrá seguir siendo un espacio de encuentro, de vista, de legado, donde la historia y la cultura continúen contando historias para enriquecer nuestras vidas.
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