HABITUAL, UN UNIVERSO DE ALPACAS

INFORME

Por: Guillermo Miranda Choque

La exposición pictórica de una artista que busca reivindicar la belleza de lo cotidiano

Surrealista y humana, la artista plástica Sol Alejo Ramos da la bienvenida a su creación, un mundo de alpaquitas cuyo propósito es generar reflexión sobre la belleza que vive en las actividades cotidianas. Habitual, nombre de esta exposición, también es una muestra pictórica que celebra la fortaleza ante la adversidad de vivir, en un panorama contemporáneo repleto de múltiples dificultades y dilemas.

Las experiencias personales y los estados de ánimo configuran el proceso creativo de esta obra, reflejándose notablemente en la paleta de colores utilizada en cada uno de los cuadros. Donde las pigmentaciones vibrantes reflejan los momentos de alegría en que fueron pintados, pero también tonalidades grises que connotan sensaciones de decaimiento o tristeza.

La creación de historias no es ajena de la visión artística que ofrece Sol en esta muestra pictórica de auquénidos. Aprovechando la agilidad que permite el uso de la acuarela, técnica que pone en práctica desde hace 10 años, la artista consigue ampliar las acciones de sus personajes, creando nuevos cuadros que son el hilo narrativo de estas escenas.

Por su parte, la plasticidad y versatilidad del óleo permite, según la artista, incrementar el nivel de detalle en la representación de los cuadros destinados al uso de esta técnica, desarrollando así mayores grados de matiz, volumen y con ello, más definición y vitalidad.

“Tengo una serie que es Alpacas en la Luna, que es una serie súper romántica de alpaquitas enamorándose, columpiándose y agarrando estrellas. Sí he pensado en la idea de hacer un álbum ilustrado de mis alpacas, estoy en proceso de ello, espero que pueda dar luz este año o al siguiente”, compartió Alejo Ramos.

Meditando sobre los orígenes de su obra, la artista narra la particular conexión de respeto y temor hacia las alpacas, relación cultivada desde su infancia y profundizada durante su vida posterior a los claustros universitarios. Esta clase de experiencias reafirmaron su postura de cuidado hacia estos animales, abogando por su protección frente al maltrato.

“Cuando miro a las alpaquitas que suelen estar por la plaza de armas intento no acercarme a tomarme fotos porque siento que es un modo de explotación animal, no estoy de acuerdo con eso, aparte que son alpacas bebés que necesitan de su mamá”, manifestó la artista.De este modo, Alejo también es sumamente consciente acerca de la valoración y preservación que se debe ofrecer a esta especie, dado que además de ser representativa en la cultura peruana, aportes suyos como la lana y la fibra tienen notable impacto en el desarrollo económico del país, en rubros como la industria textil y el turismo.

Hablar de la formación artística de Sol Alejo, así como para muchos de los estudiantes y profesionales de esta rama, tuvo y tiene que ver principalmente con desafíos de naturaleza económica, tratándose del costeo de materiales e instrumentos y la carencia de espacios que impulsen la venta de obras de arte, suponiendo obstáculos al desarrollo individual del artista y comprometiendo con ello el nivel cultural de la región.

No obstante, pese a esta serie de desafíos, la carrera profesional de Alejo no se vio detenida, quien por el contrario se vio inducida a asumir también la adquisición de habilidades como el manejo de marketing, publicidad y venta de sus propias obras, acciones derivadas de su compromiso hacia el arte, desde el instante en que lo eligió como carrera.

“Al final yo decidí estudiar esto y asumí el desafío, es un reto en el Perú y más si eres mujer, es complicado pero no es una desventaja para mí, yo lo asumí con mucha sinceridad al momento de saber qué estudiar, y ahora también en el momento de pintar, yo pinto lo que siento y quiero plasmar”, destacó.

Aprovechando este tipo de reflexiones, la creadora de “Habitual” es crítica no solamente con la falta de apoyo de instituciones estatales y privadas, sino también con la cultura artística de los habitantes de Arequipa, destacando un contexto donde no se comprende el valor cultural de las obras de arte, desmereciéndose y minimizando su valor económico.

Pese a ello, la obra de un artista debe proseguir, no sin reconocer y celebrar también sus propias evoluciones, procesos derivados de la práctica constante, acción que para Sol Alejo es el motor principal de su autoaprendizaje, exploración técnica y perfeccionamiento.