ARTÍCULO DE OPINIÓN
Por: Nayely Kassandra Luque Yanqui
La familia es el pilar fundamental y núcleo donde se forman y desarrollan los seres humanos en sus aspectos emocionales, sociales, culturales y económicos, debería ser un refugio de apoyo emocional para sus miembros, sin embargo, cuando esta estructura se rompe y se convierte en lo que se conoce como "familia disfuncional", causa daños a todos sus integrantes, especialmente a los niños que, en plena etapa de desarrollo, pueden llegar a considerarlo como algo normal.
Una familia disfuncional es producto de relaciones nocivas y conductas perjudiciales que obstaculizan el crecimiento saludable de sus integrantes, siendo una fuente de estrés para los niños involucrados. Los menores criados en un ambiente abusivo o negligente a menudo imitan estos comportamientos, considerándolos como habituales. Sin una intervención adecuada, este ciclo de disfunción puede arraigarse profundamente, puede afectar y replicarse en futuras generaciones.
Los efectos de una familia disfuncional van más allá del entorno doméstico. Los niños y adolescentes procedentes de este tipo de hogares suelen enfrentar obstáculos en el ámbito escolar, como un rendimiento académico bajo, problemas de conducta y dificultades para concentrarse. A nivel social, pueden experimentar dificultades para establecer y mantener relaciones de amistad, a menudo aislándose o relacionándose con personas que reflejan el ambiente negativo de su hogar, o desarrollando el llamado "apego evitativo".
Debido a los efectos negativos que causa una familia disfuncional en el desarrollo de un niño es fundamental una intervención temprana, proporcionar medios de apoyo como psicólogos en centros educativos es crucial para superar estas dificultades. Asimismo, programas de terapia familiar y apoyo educativo pueden marcar una diferencia significativa, ayudando a romper el ciclo de disfunción y promoviendo un desarrollo saludable.
La responsabilidad de abordar las familias disfuncionales no recae únicamente en los individuos afectados sino es un problema que implica a la sociedad y las políticas públicas pues es crucial promover la educación sobre la crianza efectiva, ofrecer recursos y apoyo a familias en crisis, y asegurar que los servicios de salud mental sean accesibles y asequibles. Las familias disfuncionales dejan una marca duradera en la vida de sus hijos. Reconocer la gravedad de este problema y tomar medidas concretas para abordarlo es importante para romper el ciclo y construir una sociedad más sana y equitativa. La intervención temprana, el apoyo adecuado y las políticas públicas efectivas pueden transformar el dolor de la disfunción en una oportunidad para el crecimiento y la sanación.
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