sábado, 19 de octubre de 2024

SER HISTORIADOR, UNA VOCACIÓN DE COMPROMISO Y SERVICIO

 REPORTAJE

Por: Guillermo Miranda Choque

Retirado de la fuerza policial, a la cual sirvió durante 31 años, Jhon Valencia Figueroa, de 58 años, asiste a la universidad para cumplir su anhelo de estudiar una carrera profesional, teniendo el propósito de formarse como historiador. Más allá de estas expectativas individuales, sus deseos de trabajar para la empresa privada conllevan el propósito de educar y formar a su gente en mayor conciencia e identidad.

Compartiendo su pasión por esta carrera, Germán Imata Leiva vino de su natal Sicuani para formarse profesionalmente en Arequipa, dadas las condiciones económicas que impidieron su desarrollo en la ciudad imperial del Cusco. Inspirado por la enseñanza de sus profesores y la revolución de Túpac Amaru, él ha determinado que su ejercicio profesional comenzará con la docencia.

Prevenido de las dificultades económicas que supone el ejercicio de la investigación en el campo laboral, Germán es consciente de la poca importancia hacia temas como la historia y la cultura en el Perú. No siendo ajeno a todo ello, el ex agente policial advierte que el contexto de un Perú diverso y rico también significa una ventana de oportunidades para la educación de la población y la difusión cultural.

“Nuestra sociedad no conoce lo que tiene en las manos, parece que estuviera ciega, y esta ceguera es la falta de cultura, no solamente por falta de educación, sino por la falta de conocimiento de su patrimonio”, expresa Jhon Valencia.

De acuerdo a Rubén Pachari Romero, Decano del Colegio de Historiadores de Arequipa y docente de la Universidad Nacional de San Agustín (UNSA), cada una de las dificultades que implica esta carrera deben ser conocidas perfectamente por los estudiantes. De este modo, el catedrático hizo hincapié en la vocación como componente esencial para el éxito profesional del estudiante.

“En cualquier área del conocimiento debería conocerse el desarrollo de nuestra sociedad, porque no somos el resultado de una casualidad, sino de un pasado que tiene elementos negativos y positivos. Y todo ese pasado representa el presente y la proyección al futuro”, sostuvo el catedrático. 

Según expresa la Dra. Rocío Villaverde Retamozo, especialista en paleografía, la historia permite también el fortalecimiento personal, favoreciendo la reconstrucción de la identidad personal, regional y nacional. “El historiador se encuentra en el presente, conoce una realidad pasada a través de los documentos y nos proyecta al futuro. La historia evita que cometamos los errores que cometimos en el pasado”, resalta.

Si bien eventos como la pandemia repercutieron en la población estudiantil de la carrera, la historiadora resalta un actual incremento en la población estudiantil y en sus actividades académicas. “Hay chicos que han hecho intercambio en Argentina y México. En España hay buenas posibilidades, pero acceder a una beca es un poco complicado, sí hay las perspectivas, solo hay que saberlas buscar”, indica.

No obstante, también el campo laboral de esta carrera goza de mayor amplitud, ya que de acuerdo a Pachari Romero, el trabajo de los historiadores tiene participación en la gestión cultural y pública en municipalidades, gobiernos regionales e instituciones culturales, implicando la gestión del patrimonio. Junto al de nuevos ámbitos como los archivos, bibliotecas, museos, que también significan retos para su formación profesional.

El avance tecnológico también ha sido beneficioso para esta profesión, posibilitando a sus estudiantes y profesionales mayor accesibilidad y comodidad a las fuentes mediante la digitalización. Por su parte, la inteligencia artificial también viene acortando y agilizando los procesos de investigación para la obtención de datos específicos. “El historiador va a tener que acostumbrarse y aliarse a estas nuevas tecnologías para sacar mejores resultados” expresa el decano del colegio profesional.

Si bien estas perspectivas profesionales deben ir acompañadas del cumplimiento de valores profesionales como el trabajo constante y la honestidad intelectual, tal y como refiere Pachari Romero; el desafío que implica la formación ciudadana también es un estimulante para contribuir al fomento del compromiso con la actividad y ejercicio político.

“Siempre se ha dicho que necesitamos más ciudadanos y que la población del país se identifique con el ser ciudadano. Uno de los elementos que es vital para ello es la historia, porque nos enseña cómo fue el pasado político, social y económico del país, tiene que aplicarse en el presente En función de ser conscientes de nuestro pasado, seremos responsables en el actuar cotidiano”, expresa el docente.

“Si nosotros estudiamos la política, podemos ver nuestros errores y los riesgos de hoy en día. Si tuviera conocimiento, una persona podría tomar mejores decisiones, desaparecer este desorden y convertirlo en un orden. Haciendo investigación responsable, yo creo que se puede llegar a la población de Arequipa.”, manifiesta Valencia Figueroa, que como efectivo policial pudo recorrer el Perú durante épocas tan lamentables como el terrorismo.

Inspirado por el legado de maestros como Juan Guillermo Carpio Muñoz, Jorge Basadre Grohmann y Eusebio Quiroz Paz-Soldán, Germán Imata está convencido que la historia tiene el poder de reavivar la identidad y la memoria de un país con una riqueza tan abundante como sus fracturas sociales.“A partir de esa identidad se va a masificar la cultura, y la cultura a la vez genera ingresos y mejora la relación entre personas, por eso es importante la historia”, sostiene.



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