viernes, 25 de octubre de 2024

LA CONSOLIDACIÓN DE LA INDUSTRIA CINEMATOGRÁFICA PERUANA, UNA MISIÓN ASUMIDA CON PASIÓN Y COMPROMISO

REPORTAJE

Escrito por: Guillermo Miranda Choque 

Cuando “Mama qocha”, proyecto audiovisual de Elizabeth Borda Humpiri, consiguió ganar uno de los financiamientos de la Red de Centros Culturales de la Unión Europea (EUNIC), la alegría brotó de Milagros Melgar Cari y Gaby Cárdenas Condori, creadoras de Hilando Miradas, iniciativa que nació con el propósito de aportar técnicamente a la elaboración de proyectos audiovisuales.

A un año de su realización en la isla puneña de Amantaní, Hilando Miradas compite actualmente por los fondos de la Dirección del Audiovisual, la Fonografía y los Nuevos Medios (DAFO). Participando junto a otros 61 proyectos peruanos, Melgar y Cárdenas previsualizan la consumación de lo que podría ser la segunda edición de su residencia para mujeres cineastas.

“La idea a veces solo se queda en eso, si no la escribes nunca y no le das forma, no vas a poderla contar y nunca la vas a poder rodar, el propósito era que ello se pueda y las residentes aprendieron a hacer una idea de desarrollo. Y con esa carpeta postular y ganar fondos”, explica Milagros al respecto.
Apasionada por las historias y la literatura desde que tiene memoria, Milagros no tardó en desarrollar gusto por la escritura, habilidad que plasmó en el guion de su primer audiovisual en un festival universitario. Lejos de obstruir sus aspiraciones creativas, Melgar reconoce que su profesión como odontóloga complementó su actividad cinematográfica a través de aptitudes como la precisión, la sensibilidad y el trato humano.
 
“Esa situación me hace trabajar con las personas de manera horizontal, hacer que la persona que esté viendo se sienta satisfecha con lo que tú quieres mostrar, darle un mensaje porque el cine es comunicar y ser minucioso con los detalles, me gusta trabajar con mucha precisión”, explica Melgar Cari.


Por su parte, Gaby Cárdenas, arquitecta de profesión, inició su actividad audiovisual con el cortometraje collage “¿No sabes?”, del año 2021. Con una predilección hacia los problemas sociales desde perspectivas individuales, ella ha producido recientemente Tawaquitas, una historia sobre la amistad y la menarquía en un entorno rural.

“Me inspiró el cine latinoamericano, películas como Historias Mínimas y Amores Perros, últimamente me gusta Tatiana Huezo, una documentalista salvadoreña, en norteamérica hay una directora que me gusta mucho que es Kelly Reichard, su película Wendy y Luci. Me parece genial tener pocos protagonistas, no mucho diálogo, eso ha influenciado a Tawaquitas”, expresa Cárdenas Condori.

Compartiendo su pasión por el cine, la época de pandemia no fue impedimento para que ambas directoras se unieran el año 2021 para fundar Rueca - Asociación Cultural, produciendo con ella un documental sobre el pedagogo José Antonio Encinas. No obstante, sus perspectivas culturales también les permitieron orientarse a la educación, creando así Hilando Miradas, proyecto que consiguió los financiamientos de la DAFO 2022.

Laura Zolezzi Andrade, quien también se involucra en la producción cinematográfica desde Monopelao Cultura Audiovisual, expresa que si bien el cine peruano está teniendo un crecimiento, aún hay obstáculos como la Ley N°5903/2023 (conocida como Ley Tudela) que ralentizan el desarrollo de una industria como tal por medio de la reducción de los estímulos económicos para el cine nacional.

“Si bien tenemos los estímulos económicos del Ministerio, todavía falta la participación de la empresa privada en la industria cultural en general, porque productores y gestores hay bastantes. También falta apoyo de la ciudadanía, si bien está creciendo el mercado, hay actividades que necesitan el apoyo de un público que nos ayude a hacer una mitigación financiera”, manifiesta Laura.
Compartiendo esta perspectiva, Milagros Melgar también advierte que la desinformación está jugando un rol importante en este problema, pese a la masificación del acceso a tecnologías y plataformas de comunicación, donde la falta de cultura informativa se refleja en el bajo interés social y donde los esfuerzos por gestionar la información están limitados a pocas personas, teniendo de este modo el reto de democratizar el cine.


Respecto a sus perspectivas de crecimiento, Cárdenas Condori tiene claro que también debe fomentarse el desarrollo del cine mediante una visión democratizadora, que además de impulsar la creación de escuelas de cine, también considere la implementación de cinematecas y espacios de formación para la capacitación de más productores audiovisuales.

“El cine de por sí es colectivo, por eso muchos cineastas y personas abocadas al arte tenemos esos pensamientos más humanitarios. Entonces es importante ver que en la colectividad los seres humanos crecemos y nos sostenemos. El cine es colectivo y al final, una película o un corto se hace por el esfuerzo y aporte de varias personas”, resalta Zolezzi.

Pese a las dificultades y trabas a la formación cultural, cineastas y productores audiovisuales como Milagros y Gabi vienen cooperando inspirados por la consolidación de una industria que al igual que Wiñaypacha, Manco Capac y Willaq Pirqa, nos hagan aprender, reflexionar y recapacitar sobre las múltiples realidades que integran el Perú.

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