martes, 18 de febrero de 2014

Belle Époque, nuevo circuito Turístico en AREQUIPA creado por ADEGOPA

El periodo de bonanza comercial e industrial de Arequipa surgido a principios del siglo XX, fueron resultado principalmente de dos grandes avances del siglo XIX, la construcción del ferrocarril, y la instalación de la luz eléctrica. 

El nuevo siglo se inicia bajo el mando del presidente arequipeño don Eduardo López de Romaña, líder del partido Civilista, periodo al que Basadre denominó "República Aristocrática".


Siguiendo el avance tecnoógico del momento, la sociedad traspasó sus esperanzas a la ciencia, y ya no tanto a la fe; en Europa, se llevaba a cabo la Exposición Universal de París y otro arequipeño Pedro Paulet, era galardonado por su invención, el primer propulsor, que lo ha convertido para la posteridad en el padre de la aeronautica.

Inversores europeos que empezaron a llegar al Perú con la independencia, iniciaron su expansión comercial e industrial, no sin antes unirse por matrimonio a las familias más notables de nuestra joven república.

Para esta renovada aristocracia, la vida facilitada por una economía creciente, era tan lujosa y culta como la de cualquier otro círculo internacional, ya contaban con el Club social de Arequipa, las obras de teatro en el Fénix y en Olimpo, las tertulias y las lecturas.


El pensamiento evolucionaba y junto con ello, se importaban modas, la naturaleza sísmica de la ciudad, hizo posible la introducción paulatina de nuevos edificios en reemplazo de las casonas caídas; Para la primera guerra mundial Arequipa ya contaba con su tranvía para conectar diversos puntos de la ciudad y llevaba casi 20 años utilizando luz eléctrica.

Para los años XX, las grandes fortunas inician la construcción de maravillosas mansiones en diversos estilos arquitectónicos que nos recuerdan los gloriosos años de la arquitectura europea, previos a la guerra, y la ciudad de sillar, es salpicada por elegantes mansiones academicistas Beaux arts, Art nouveau, y más tarde Art decó.

Los hermanos Vargas, o Emilio Díaz fueron los testigos gráficos de la época, retratando personajes y momento cotidianos de la vida de los arequipeños más o menos famosos que llegaban a su estudio.

De esa época dorada económica, social e intelectualmente próspera de nuestra sociedad, han quedado como testigos mudos, bellas mansiones nobles, que presas de la indiferencia general, están siendo castigadas con carteles, deformación de sus fachadas o cambio de sus antes elegantes estructuras por seudo comercios y la ausencia de un control legal.

El circuito Belle Époque busca revalorizarlas y darles el lugar que la historia y el arte en su momento les concedieron.

Fuente: Guillermo Hercilla ADEGOPA







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