Con el propósito de celebrar el día del Wititi, como
Patrimonio Cultural de la Nación, la Municipalidad Provincial de Caylloma y la
Autoridad Autónoma del Colca y Anexos, AUTOCOLCA, con la participación de más
de 100 danzarines, festejaron el Día Regional de Wititi.
El pasacalle se realizó en la Plaza de Armas y calles
aledañas de la ciudad de Arequipa con la
participación de agrupaciones del Valle del Colca, como Raíces del
Colca, Tapay Thika, Juventud Tapeña, Virgen de la Candelaria de Ichupampa,
además de los alumnos del Taller Gratuito de la Danza Wititi, quienes ensayaron
durante 15 días en las instalaciones de AUTOCOLCA.
RESEÑA HISTÓRICA SOBRE LA DANZA DEL WITITI O WIFALA
La danza del Wititi o Wifala, es la expresión cultural que
caracteriza al valle del Colca.
Siguiendo la leyenda del origen de la danza del Wititi, se
cuenta que los Collaguas, ancestros de la población actual del valle del Colca;
intentaban evitar la conquista Inca que además pretendía casarse con la hija
del gran Curaca local; se disfrazaron con trajes femeninos a la hija del
Curaca, mujer de la nobleza.
Siguiendo tal estrategia, el Inca no sólo logró
comprometerse con ella, sino obligar a la población a una alianza con los
cusqueños, lo que los pobladores reconocieron como una conquista pacífica.
La estrategia que uso el Inca para conquistar a la joven
hija del Curaca, quedó en la memoria de los varones de la época, que no
tardaron en imitar la acción, usando una vestimenta especial, parcialmente
femenina, conformada por dos polleras bordadas y ligeramente levantadas por
delante, como es usual en las mujeres de la región; sujetas con los alfileres
andinos (tupus o kipkis).
En el torso, llevan en cambio; una casaca o chaleco de tipo
militar, sobre una camisa de manga larga. También, llevan dos llicllas sujetas
con tupus, aunque de modo muy distinto al atuendo femenino; como listones que
se entrecruzan en la espalda y se pasan bajo la axila. De tal forma que estas
llicllas son arregladas como sendas “bolsas” para llevar “municiones” (frutas
verdes, semillas, cebollas).
Encima de este arreglo se porta una honda o waraca, en dos
vueltas horizontales sobre el pecho y la espalda, con la cual se lanzan las
municiones en cierto momento de la fiesta.
Completa la vestimenta un tocado vistoso que se dice es originalmente
para la protección de los proyectiles, pero que también parece hecho para
ocultar la identidad del usuario. Se trata de una “montera” que en este caso es
más bien un sombrero de ala corta, muy decorado y con flecos, más unos
barboquejos que son cintas finamente tejidas que pasan por el mentón y por la
boca, a veces con borlas coloridas de lana. D este modo, el rostro queda
parcialmente cubierto.
Entonces, la función de la vestimenta masculina es el
ocultamiento de la identidad, para llegar a la pareja eludiendo la vigilancia
de los padres de la muchacha. En todo caso, fue el carácter original del tinku
lo que cambio radicalmente, sobreviviendo el Wititi o Wifala como la danza del
cortejo (que también existe en los tinku cusqueños). Sea cual fuere el origen
de la danza, lo que prevalece actualmente es, la representación de personajes
disfrazados de mujer que, protegidos de esta manera, garantizan la reproducción
social y política de los pueblos del valle.
De otro lado, debemos señalar que según información recogida
por Manuel Ráez Retamozo (1993), el Wititi fue originalmente una danza guerrera
prehispánica, en la que se enfrentaban ritualmente miembros de parcialidades
opuestas, urinsaya y anansaya, similar en contenido a los tinku de la región Cusco.
Estaba entonces conformada por grupos de varones, cada uno bajo el mando de un
“capitán”, que se enfrentaban lanzándose con waracas frutas y semillas grandes,
con el afán de derribar al oponente, empezando por los capitanes y, después, a
los demás integrantes del grupo. Esta demostración de agresividad y resistencia
(pues había que resistir el golpe de los proyectiles) daba importancia al varón
frente al público femenino que lo observaba. Por tales motivos, esta danza
implicaba un alto grado de violencia física que provocaba heridos e incluso
costaba vidas, por lo que fue prohibida, hacia la década de 1960.
La danza del Wititi, es parte del ciclo festivo y ritual de
los meses de diciembre y febrero, durante el tiempo de protección de las
cosechas, cuando se dan las lluvias con mayor intensidad, garantizando la
producción del año que inicia. Es esta época cuando nacen las nuevas cosechas y
paren los animales. Es también el periodo para la elección de las autoridades y
época más adecuada para la elección de la pareja. Vale decir, para la
reproducción social y política de la sociedad local, al tiempo que se renuevan
los recursos.
El baile del Wititi se realiza en las diversas localidades
del valle y ahora en Majes. El periodo de las danzas se inicia con la fiesta
patronal de la inmaculada Concepción, el 08 de diciembre, y continua con la
Fiesta de la Bajada de Reyes del 06 de enero, la Fiesta de la Virgen de la
Candelaria del 02 de febrero, y culmina con los Carnavales, tiempo en que, en
el marco del puqllay (juego) se produce una mayor permisividad sexual, que da
lugar a la mayor parte de los matrimonios.
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