ENTREVISTA
Por: Oneida Chayña Lopez
Perú es un país altamente sísmico debido a su ubicación geográfica en el Cinturón de Fuego del Pacífico, donde la placa tectónica de Nazca se subduce bajo la placa Sudamericana. Arequipa, como una de las ciudades más importantes del sur peruano, ha sufrido sismos de gran magnitud, siendo el terremoto de 2001 uno de los más recordados. Para analizar cómo está la preparación actual ante futuros sismos, visitamos el Instituto de Investigación Geofísica de la Casa Agustina IDIGUNSA, donde conversamos con el ingeniero Víctor Aguilar Puruhuaya, sismólogo investigador y docente de la Universidad Nacional de San Agustín, quien nos explicó desde la sismología, la prevención y los retos actuales en Arequipa y el Perú.
Ingeniero Victor Aguilar, ¿Qué lo motivó a especializarse en geología y geofísica?
Mi interés nació en el colegio cuando pregunté cómo se había medido el radio de la Tierra, y al no obtener respuesta, quise descubrirlo por mí mismo. En la universidad me di cuenta que la geología y geofísica me permitirían estudiar la Tierra, su dinámica tectónica y volcánica. Llevo ya 33 años dedicándome a la sismología y la investigación de fenómenos naturales.
¿Cuál ha sido el sismo más impactante que ha estudiado en su carrera?
Sin duda, el terremoto de 2001 en Arequipa. Fue un evento de magnitud 8.2 con ondas muy fuertes que causaron un desplazamiento de suelo de casi 30 centímetros. Ese terremoto tuvo un gran impacto, aunque fue un sábado, lo que ayudó a que la cifra de víctimas no fuera mayor. Murieron 83 personas y hubo un pequeño tsunami de 4 metros que afectó a la zona de Camaná.
Después de 22 años, ¿considera que Arequipa está mejor preparada para un sismo de esta magnitud?
Lamentablemente, no. La ciudad ha crecido mucho, especialmente en las faldas del Misti y otras zonas, incluso verticalmente con edificios de hasta 20 pisos que muchas veces no cuentan con estudios geofísicos adecuados. Eso representa un riesgo grande porque desconocemos la estabilidad del suelo a grandes profundidades, lo que es fundamental para construir de forma segura. Además, la cultura de prevención en la población sigue siendo débil.
¿Qué tipo de tecnología y equipos usan para monitorear la actividad sísmica en Arequipa?
Contamos con sismógrafos de tres componentes que registran movimientos en direcciones vertical, norte-sur y este-oeste. Estos equipos detectan sismos locales y globales, incluso explosiones. Tenemos aparatos tanto analógicos como digitales para la recolección y análisis de datos. Esto nos permite identificar el origen y características de los sismos para emitir alertas y estudios científicos.
¿Cuáles son los principales retos para la prevención y la gestión del riesgo sísmico en Arequipa y Perú?
El mayor problema es la falta de preparación real. Los simulacros muchas veces son solo formales y no se toman en serio. Las autoridades a veces no cuentan con personal técnico capacitado en gestión de riesgos y no se difunden ni aplican adecuadamente los planes de prevención. La población no tiene conciencia plena del riesgo, y muchos no saben qué hacer durante un sismo. Además, aún no tenemos sistemas de alerta temprana eficaces que puedan salvar vidas, porque es difícil predecir dónde y cuándo ocurrirá un sismo grande con precisión.
¿Qué recomendaciones prácticas puede dar a los ciudadanos para estar mejor preparados ante un sismo?
Es fundamental que cada persona identifique y mantenga claras sus zonas de seguridad en casa, el trabajo o el colegio. También que la familia tenga un plan de acción, con puntos de encuentro y responsabilidades claras, especialmente para ayudar a personas mayores o con discapacidades. Durante un sismo, es importante mantener la calma y salir solo cuando sea seguro, preferiblemente hacia zonas abiertas y alejadas de estructuras que puedan colapsar.
¿Existen en Perú iniciativas o proyectos para mejorar la prevención y el monitoreo sísmico en el futuro cercano?
Sí, aunque aún insuficientes. Hay investigaciones y desarrollos tecnológicos, algunos apoyados por universidades y centros de investigación, para implementar sistemas de alerta temprana y mejorar la red de monitoreo. Sin embargo, para que sean efectivos se requiere mayor inversión, coordinación entre autoridades y mayor educación ciudadana para su correcto uso y respuesta ante alertas.
Perú, y en particular Arequipa, sigue siendo una zona altamente vulnerable a grandes sismos. Aunque la ciencia y tecnología han avanzado para monitorear la actividad sísmica, la preparación y cultura de prevención en la sociedad y autoridades necesitan mejorar urgentemente. Capacitación, construcción segura basada en estudios geofísicos y planes de emergencia claros son claves para reducir el impacto humano y material cuando ocurra el próximo gran terremoto.
Sin duda, el terremoto de 2001 en Arequipa. Fue un evento de magnitud 8.2 con ondas muy fuertes que causaron un desplazamiento de suelo de casi 30 centímetros. Ese terremoto tuvo un gran impacto, aunque fue un sábado, lo que ayudó a que la cifra de víctimas no fuera mayor. Murieron 83 personas y hubo un pequeño tsunami de 4 metros que afectó a la zona de Camaná.
Después de 22 años, ¿considera que Arequipa está mejor preparada para un sismo de esta magnitud?
Lamentablemente, no. La ciudad ha crecido mucho, especialmente en las faldas del Misti y otras zonas, incluso verticalmente con edificios de hasta 20 pisos que muchas veces no cuentan con estudios geofísicos adecuados. Eso representa un riesgo grande porque desconocemos la estabilidad del suelo a grandes profundidades, lo que es fundamental para construir de forma segura. Además, la cultura de prevención en la población sigue siendo débil.
¿Qué tipo de tecnología y equipos usan para monitorear la actividad sísmica en Arequipa?
Contamos con sismógrafos de tres componentes que registran movimientos en direcciones vertical, norte-sur y este-oeste. Estos equipos detectan sismos locales y globales, incluso explosiones. Tenemos aparatos tanto analógicos como digitales para la recolección y análisis de datos. Esto nos permite identificar el origen y características de los sismos para emitir alertas y estudios científicos.
¿Cuáles son los principales retos para la prevención y la gestión del riesgo sísmico en Arequipa y Perú?
El mayor problema es la falta de preparación real. Los simulacros muchas veces son solo formales y no se toman en serio. Las autoridades a veces no cuentan con personal técnico capacitado en gestión de riesgos y no se difunden ni aplican adecuadamente los planes de prevención. La población no tiene conciencia plena del riesgo, y muchos no saben qué hacer durante un sismo. Además, aún no tenemos sistemas de alerta temprana eficaces que puedan salvar vidas, porque es difícil predecir dónde y cuándo ocurrirá un sismo grande con precisión.
¿Qué recomendaciones prácticas puede dar a los ciudadanos para estar mejor preparados ante un sismo?
Es fundamental que cada persona identifique y mantenga claras sus zonas de seguridad en casa, el trabajo o el colegio. También que la familia tenga un plan de acción, con puntos de encuentro y responsabilidades claras, especialmente para ayudar a personas mayores o con discapacidades. Durante un sismo, es importante mantener la calma y salir solo cuando sea seguro, preferiblemente hacia zonas abiertas y alejadas de estructuras que puedan colapsar.
¿Existen en Perú iniciativas o proyectos para mejorar la prevención y el monitoreo sísmico en el futuro cercano?
Sí, aunque aún insuficientes. Hay investigaciones y desarrollos tecnológicos, algunos apoyados por universidades y centros de investigación, para implementar sistemas de alerta temprana y mejorar la red de monitoreo. Sin embargo, para que sean efectivos se requiere mayor inversión, coordinación entre autoridades y mayor educación ciudadana para su correcto uso y respuesta ante alertas.
Perú, y en particular Arequipa, sigue siendo una zona altamente vulnerable a grandes sismos. Aunque la ciencia y tecnología han avanzado para monitorear la actividad sísmica, la preparación y cultura de prevención en la sociedad y autoridades necesitan mejorar urgentemente. Capacitación, construcción segura basada en estudios geofísicos y planes de emergencia claros son claves para reducir el impacto humano y material cuando ocurra el próximo gran terremoto.
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