miércoles, 16 de abril de 2025

TRADICION Y FE EN AREQUIPA

Por: Oneida Chayña López

Cada 1 de mayo, miles de fieles se congregan en el santuario de la Virgen de Chapi, en Polobaya, Arequipa, para rendir homenaje a su patrona en una de las celebraciones religiosas más significativas del sur del Perú. Esta festividad, declarada Patrimonio Cultural de la Nación en 2012, es una manifestación de identidad cultural y social, transmitida de generación en generación a través de la oralidad y el conocimiento popular. 

La devoción a la Virgen de Chapi se remonta a la época colonial. Se cuenta que su imagen fue hallada cerca del complejo arqueológico de Churajón y, tras el terremoto de 1743, fue trasladada al valle de Chapi, donde se construyó un templo en su honor. En 1793, debido a disturbios en la festividad, se intentó trasladarla a Sogay, pero un fenómeno inesperado marcó el destino de la imagen: una fuerte tormenta obligó a los cargadores a detenerse, y al intentar reanudar la marcha, descubrieron que la imagen había aumentado de peso, impidiéndoles continuar. Este hecho fue interpretado como un signo de que la Virgen deseaba permanecer en Chapi, consolidando así su santuario como un centro de peregrinación. 

A lo largo de los años, el culto a la Virgen de Chapi creció, atrayendo a mineros, arrieros y fieles de diversas regiones. Hoy, la peregrinación hacia su santuario es una prueba de fe, con miles de devotos que recorren largas distancias para agradecer milagros, pedir protección o simplemente reafirmar su devoción. La festividad no solo fortalece la religiosidad popular, sino que también resalta la riqueza cultural e histórica de Arequipa, convirtiéndose en un símbolo de unidad y tradición. 

Celebrar esta festividad es mantener vivo un legado que une a los creyentes en una expresión de fe y arraigo cultural, asegurando que la devoción a la "Mamita de Chapi" perdure en el tiempo.


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