ARTÍCULO DE OPINIÓN
Escribe: Guillermo Miranda Choque
Ante la primera idea me pregunto preguntar ¿Es acaso justa la popularidad que hoy en día reciben diferentes músicos a nivel internacional?. Ahora más que nunca estamos sujetos a una constante exposición de “productos”, tal y como es definido en un artículo de Alberto Bonilla, para la Universidad de Navarra (España), detrás de cuyos “artistas” está una industria con el poder económico y técnico suficiente para producir “éxitos”, restando el mérito a la imagen de estos famosos.
Un agente a quien me permitiría responsabilizar de esta encapsulación hacia ciertos géneros musicales “populares”, al menos aquí en el Perú, son las radioemisoras. No me referiré a todas puesto que hay contadas excepciones que apuestan por la promoción de nueva música, lo cual es saludable para mediar con la monotonía que tiende a absorber a las personas.
Asociado a este asunto, viene al caso hablar sobre la denominada “radiofórmula”, cuyo formato predecible fomenta la repetición de “éxitos” musicales o canciones “populares”. Estos temas podrán estar bien para un segmento de la población pero no implica que todos tengamos que ser víctimas de esta reiteración asfixiante de contenidos que habitualmente rozan el denominado género urbano, el pop y lo tropical.
Sea justo o no, ahora es importante considerar si realmente el arte debe ser sinónimo de éxito económico, pues ejemplos en la historia nos muestran a personajes como Johann Sebastian Bach y Vincent Van Gogh, cuyo trabajo no necesariamente implicó que hayan sido reconocidos ampliamente durante la época en que vivieron. Un artista no busca la fama sino la sinceridad.
De esta manera podríamos hablar de música indie (independiente), que si bien busca diferenciarse de los parámetros establecidos en la música mainstream, no le priva la posibilidad de que su estilo o propuesta orientada a un nicho específico, le conceda también la popularidad necesaria como para llegar a ser considerada dentro del espectro de los géneros musicales de la denominada corriente principal.
Ahora, si bien la música denominada independiente tiene ciertas diferencias y nexos con la música comercial, hay otro término utilizado para englobar a aquellos músicos cuyos estilos ofrecen mayor oposición a los definidos por las corrientes de moda, siendo la llamada corriente underground, cuya música “no alineada” cuenta con reducidos pero fieles grupos de seguidores que apoyan su trabajo y su visión.
Si bien esta postura parece inclinarse a un opuesto que muchos podrían considerar muy radical, considero que el mundo de por sí tiene una oferta sonora bastante amplia, que siendo mainstream, underground o sin estas etiquetas, pueden brindar experiencias bastante satisfactorias e interesantes para aquellas personas que deseem aventurarse en un viaje musical.
¿Pero cuánto valora el público la música? ¿Qué tanto valora el músico su propia expresividad?, ¿es acaso necesario hablar de fama y antifama? ¿o solamente de música que debe ser disfrutada?. Pese a ello no debe dejar de ser divulgada, eso sí es a mi parecer necesario, hay una enorme cantidad de música, lo que falta es un impulso de curiosidad para descubrir lo que se halla tras un inmenso mar de sonoridades.
No hay comentarios:
Publicar un comentario