CRÓNICA
Por: María Guadalupe Huaita Vilcapaza
El sol de mediodía en Arequipa brillaba con intensidad el lunes 30 de septiembre, mientras el Estadio de Congata comenzaba a llenarse de expectantes seguidores. Eran las 12 en punto cuando el pitazo inicial resonó, marcando el inicio de la tercera fecha del torneo de Fútbol Femenino en la Universiada 2024, organizada por la Federación Deportiva Universitaria del Perú (FEDUP). En el campo se enfrentaban dos grandes rivales: la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) y la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa (UNSA). La expectativa era alta, no solo por ser un partido crucial, sino porque ambas universidades llevaban el peso de la historia y el orgullo de sus instituciones.
Desde el primer minuto, el ambiente en las gradas estaba cargado de emoción. Los seguidores de ambas universidades alentaban con cánticos y banderas que ondeaban al viento, transformando el estadio en un mar de colores. Las jugadoras, con rostros de concentración y determinación, estaban listas para darlo todo. Pero lo que nadie esperaba era el contundente dominio que la UNMSM desplegaría a lo largo de los 90 minutos de juego.
El partido comenzó con intensidad. Ambos equipos mostraron desde el principio su disposición a luchar por cada balón. La UNSA, jugando en casa, intentó imponerse desde el comienzo con jugadas rápidas y pases largos buscando a su delantera. Sin embargo, la defensa de la UNMSM estaba bien organizada, logrando frustrar los primeros ataques de las agustinas.
Fue apenas a los diez minutos del primer tiempo cuando el equipo sanmarquino mostró su capacidad ofensiva. Con un contraataque veloz, la delantera de la UNMSM se abrió paso por la banda derecha, eludiendo a las defensoras de la UNSA. Un pase preciso al centro del área permitió que una de sus compañeras, con una frialdad envidiable, enviara el balón al fondo de la red con un potente disparo cruzado. El marcador se abrió 1-0 a favor de la UNMSM, y el estadio estalló en una mezcla de asombro y entusiasmo.
El gol temprano afectó a la UNSA, que intentó reaccionar con jugadas individuales y presión alta, pero el equipo sanmarquino no cedió terreno. Las jugadoras de la UNMSM mantuvieron la posesión del balón y controlaron el ritmo del partido con pases cortos y precisos. El mediocampo de la UNSA se veía desbordado, incapaz de frenar el juego fluido de sus rivales.
El segundo gol llegó apenas quince minutos después del primero. En una jugada colectiva, las jugadoras de la UNMSM avanzaron con el balón desde su propio campo, moviéndolo de lado a lado, desarmando la defensa agustina con una serie de toques rápidos. Al llegar al área, una habilidosa combinación entre dos jugadoras dejó a la delantera frente a la portera de la UNSA, quien poco pudo hacer ante el disparo bien colocado que duplicaba la ventaja de la UNMSM. El marcador ya estaba 2-0 antes de llegar al descanso.
El silbato del árbitro marcó el final del primer tiempo, y las jugadoras se dirigieron a sus respectivos banquillos. Mientras las sanmarquinas mantenían su energía y confianza, el equipo de la UNSA intentaba reorganizarse. Las palabras de su entrenadora, gesticulando intensamente desde la línea de banda, indicaban la urgencia de encontrar una forma de frenar el embate de sus rivales.
El segundo tiempo no fue diferente al primero en cuanto al dominio de la UNMSM. Apenas reanudado el partido, las visitantes mantuvieron la presión alta, impidiendo que la UNSA pudiera generar jugadas de peligro. A pesar de los esfuerzos individuales de algunas jugadoras agustinas, como su mediocampista estrella, quien intentaba distribuir el balón y armar contragolpes, la defensa de la UNMSM estaba impenetrable.
A los 60 minutos, el tercer gol llegó tras un error en la salida de la defensa de la UNSA. Un pase mal ejecutado fue interceptado por una jugadora de la UNMSM, quien rápidamente cedió el balón a su compañera en el área. Con un amague que dejó a la portera en el suelo, la delantera sanmarquina simplemente empujó el balón a la red, estableciendo un 3-0 que parecía ya definitivo.
La UNSA no bajó los brazos, pero las oportunidades de marcar se desvanecían una tras otra. El cansancio comenzaba a hacerse evidente, y las jugadoras locales luchaban por mantener el ritmo de sus oponentes. A pesar de algunos intentos de larga distancia, la portera de la UNMSM respondió con solvencia, manteniendo su portería en cero.
Cuando el partido se acercaba a su final, la UNMSM asestó el golpe definitivo. En los últimos minutos, una jugada por la banda izquierda terminó en un centro perfecto al área chica. La delantera sanmarquina, demostrando su instinto goleador, conectó el balón con un certero cabezazo que dejó sin opciones a la portera de la UNSA. El 4-0 ya era una realidad, sellando una victoria contundente para las visitantes.
El silbato final resonó en el Estadio de Congata, y aunque la derrota de la UNSA fue dolorosa para sus seguidores, no se podía negar la superioridad de la UNMSM en el terreno de juego. Las jugadoras sanmarquinas celebraron con abrazos y vítores, mientras sus hinchas coreaban con orgullo el nombre de su universidad. Por otro lado, las jugadoras de la UNSA se retiraron del campo con la cabeza baja, sabiendo que esta vez no habían podido igualar el nivel de sus rivales.
El partido entre la UNMSM y la UNSA no solo fue una lección de fútbol, sino también un recordatorio de la intensidad y la competitividad que trae consigo la Universiada. El fútbol femenino en Perú está creciendo y ganando cada vez más reconocimiento, y este encuentro fue prueba de ello. Las jugadoras, a pesar del marcador, demostraron su pasión y entrega en cada jugada, y es esa misma dedicación la que eleva el nivel del deporte en estas competencias.
Para la UNSA, este partido significó una dura derrota en casa, pero también una oportunidad para aprender y mejorar de cara a los próximos encuentros. Para la UNMSM, la victoria fue un reflejo del arduo trabajo y la preparación que las ha llevado a consolidarse como un equipo fuerte y competitivo.
Mientras los asistentes abandonaban el estadio, el sol de la tarde iluminaba el campo vacío, que horas antes había sido escenario de emociones intensas. La Universiada 2024 continuaría, y tanto la UNSA como la UNMSM seguirían luchando por dejar su huella en esta importante competencia deportiva.
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