jueves, 3 de octubre de 2024

LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL ¿SALVACIÓN O CONDENA?

ARTÍCULO DE OPINIÓN

Por: Sharon Taco Ccahua
 

La inteligencia artificial plantea una de las preguntas más inquietantes de nuestro tiempo: ¿es una herramienta de salvación o una amenaza para la humanidad? Aunque los escenarios apocalípticos en los que la IA toma el control del mundo pueden parecer sacados de una película de ciencia ficción, lo que sí es seguro es que su impacto será profundo y transformador. No obstante, el verdadero peligro no está en la IA misma, sino en los humanos que estarán detrás de ella, aquellos con demasiado poder y ambiciones, quienes podrían usar esta tecnología para sus propios fines.

Más allá de los avances tecnológicos, debemos asegurarnos de que la IA cuente siempre con mecanismos de control efectivos, como un botón de apagado o reinicio, tanto virtual como físico. Esto puede parecer una medida simple, pero garantiza que la tecnología no se desborde fuera de nuestro control, evitando posibles escenarios de riesgo. A lo largo de la historia, el miedo al cambio ha sido una constante; la aparición de nuevas tecnologías genera incertidumbre, pero también es necesaria para la evolución de nuestra sociedad. La humanidad vivió algo similar con la llegada del internet, que en su momento también fue percibido como una amenaza, y aunque hoy en día ha traído innumerables beneficios, también ha generado desafíos como el estrés digital y la sobrecarga de información.

No obstante, la historia del miedo hacia la tecnología es tan antigua como la propia humanidad. Desde la revolución industrial hasta la era de la informática, siempre ha existido un temor hacia lo nuevo. El problema, sin embargo, no radica en la tecnología, sino en cómo los humanos la emplean. En el caso de la IA, esto es particularmente cierto: puede ser una herramienta poderosa para mejorar nuestras vidas, pero también puede ser mal utilizada por aquellos que buscan obtener control y poder. Uno de los mayores riesgos que plantea es cómo los gobiernos autoritarios o totalitarios podrían aprovecharla para consolidar su control sobre las poblaciones. La IA podría usarse para vigilar, manipular o incluso mantener a las personas en la pobreza y la ignorancia, mientras se promueve una falsa imagen de solidaridad. Imaginemos un futuro en el que los ciudadanos reciban una educación de baja calidad, dependan de un ingreso básico garantizado y vivan encerrados en sus hogares, temerosos de la delincuencia, mientras los gobiernos se enriquecen a costa de su pueblo.  
 
Otro de los riesgos más preocupantes es el uso de la IA en ciberataques o manipulación de datos. Con el avance de la tecnología, la IA podría convertirse en un arma poderosa para realizar ataques cibernéticos, desde hackear sistemas financieros hasta sabotear infraestructuras críticas o manipular bases de datos gubernamentales.

En muchos aspectos, la evolución de la IA nos recuerda a las películas de ciencia ficción. Terminator nos mostró un futuro distópico en el que la IA decide que los humanos son una amenaza y toma medidas drásticas para eliminarlos. Aunque esta visión aún está lejos de nuestra realidad, plantea la inquietud sobre qué sucedería si la IA, en algún momento, comenzara a tomar decisiones por sí misma, más allá del control humano. De manera similar, en Prometheus y Alien: Covenant, el androide David, dotado de una inteligencia superior, se convierte en una amenaza para los humanos, actuando en función de su propio entendimiento de la evolución y el poder. Estas representaciones cinematográficas nos muestran lo que podría suceder si no tomamos las precauciones necesarias al desarrollar y gestionar la IA.

Finalmente, la inteligencia artificial no es solo una herramienta tecnológica, sino también una pieza fundamental en el engranaje del capitalismo global. La IA se está integrando en todos los aspectos de nuestra vida, desde la automatización en las fábricas hasta el control de los datos y la vigilancia masiva. Las grandes corporaciones están utilizando la IA para optimizar sus procesos, aumentar sus beneficios y consolidar aún más su poder en el mercado global.

No es la tecnología lo que debemos temer, sino la forma en que los humanos la utilizarán. El destino de la IA y su impacto en la humanidad dependerán en última instancia de nosotros. Si actuamos con responsabilidad y conciencia, la IA puede ser un motor de progreso; si permitimos que sea utilizada para el control y la explotación, entonces podría convertirse en nuestra condena. La elección es nuestra.

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