miércoles, 9 de octubre de 2024

LA CRECIENTE DELINCUENCIA EN PERÚ Y AREQUIPA: UN GRITO DE AUXILIO Y LA FALTA DE ACCIÓN DEL ESTADO

ARTÍCULO DE OPINIÓN

Por: María Guadalupe Huaita Vilzcapaza






La delincuencia en Perú ha alcanzado niveles preocupantes, y en particular, la situación en Arequipa no es la excepción. Los números hablan por sí mismos: el aumento de robos, asaltos y disturbios ha dejado una huella indeleble en la cotidianidad de los ciudadanos. La sensación de inseguridad se ha vuelto una compañera constante en nuestras calles y hogares. ¿A qué se debe este alarmante incremento y, sobre todo, qué está haciendo el Estado y la Policía Nacional del Perú (PNP) para contrarrestarlo?

Uno de los fenómenos más preocupantes que ha tomado fuerza en los últimos años es el "gota a gota": un sistema de préstamos que fomenta el agiotismo y la usura, que no solo afecta económicamente a miles de familias, sino que también ha sido el catalizador de actos delictivos violentos. Aquellos que no pueden pagar se ven sometidos a amenazas o represalias que atentan, en muchos casos, contra su integridad física. La desesperación por cubrir las deudas ha llevado a muchos a involucrarse en actividades ilícitas, perpetuando así un ciclo de violencia y criminalidad que el Estado parece ignorar.

Es indignante observar cómo las autoridades, una vez más, no han logrado contener este aumento desmedido de la criminalidad. La presencia de la PNP en las calles, que debería ser un símbolo de seguridad y protección, se ha desvanecido en el aire de la indiferencia. No es raro ver policías en las esquinas sin una clara función, mientras que los delitos ocurren a plena luz del día. La falta de patrullajes efectivos y estrategias sólidas para combatir la delincuencia ha convertido a Arequipa en un campo abonado para los malhechores.

La sensación de desamparo es palpable. La población clama por respuestas, y no es suficiente con campañas de prevención que parecen ser más semanales que efectivas. ¿Por qué el Estado no destina mayores recursos a la seguridad? El presupuesto parece diluirse en otras prioridades mientras los ciudadanos pagan el precio de una administración que no actúa. La policía, que debería ser nuestra primera línea de defensa, ha sido objeto de críticas constantes por su incapacidad para resolver los problemas que enfrenta la ciudadanía diariamente.

La indignación se convierte en desesperación cuando observamos que las autoridades parecen más preocupadas por su imagen que por las realidades que enfrentan los ciudadanos. Las promesas de mejora en la seguridad son recurrentes, pero la acción efectiva es escasa. Al mismo tiempo, la impunidad se convierte en una constante que alimenta la delincuencia. Los delincuentes parecen actuar con total libertad, sabiendo que la posibilidad de ser atrapados es mínima.

En ocasiones se escucha un clamor popular que sugiere formas de justicia por mano propia. Si bien es comprensible la frustración, esta visión no es la solución a un problema tan complejo. La violencia solo engendra más violencia. Lo que realmente necesitamos es un compromiso real y firme por parte del Estado, que garantice la seguridad de sus ciudadanos y no solo se limite a ofrecer discursos vacíos.

Es evidente que la situación de seguridad en Perú y Arequipa requiere un enfoque más profundo y efectivo que el que se ha visto hasta ahora. La delincuencia no se detendrá por sí sola; es hora de que las autoridades tomen en serio sus responsabilidades y comiencen a trabajar de manera efectiva para recuperar nuestro derecho a la seguridad. Los ciudadanos merecen vivir sin el miedo constante de ser víctimas de la delincuencia y el Estado debe ser el primero en reconocer y actuar ante ello.

La seguridad pública no puede seguir siendo un tema relegado a discursos y promesas. Las acciones efectivas son urgentes y necesarias, porque ya no se trata solo de estadísticas; se trata de vidas humanas, de la tranquilidad de nuestras familias y de la dignidad de un país que merece salir adelante en un entorno seguro. Es tiempo de que los que tienen el poder de cambiar esta realidad asuman su responsabilidad y dejen de mirar hacia otro lado. Arequipa y el Perú entero exigimos un cambio verdadero.

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