Reseña Historica
La fundación de la Universidad en la
ciudad de Arequipa ofrece dos periodos históricos
claramente diferenciados. En ambos periodos resaltan con
nitidez los esfuerzos desplegados por instituciones y por
la intelectualidad arequipeña interpretando los anhelos de
una ciudad llamada a ser, en la República, el faro de la
libertad y de la ley.
En la primera etapa fueron los Padres
Dominicos quienes, no después de arduas y constantes
gestiones, lograron que el rey Felipe V concediera
Licencia de Universidad Real y Pontificia "Intra Claustra"
en el Convento de Santo Domingo, por cédula de 22 de enero
de 1714, la que quedó inaugurada solemnemente en 1719 y que
luego paralizó su vida por no poder el Convento sostenerla,
según aparece en el trabajo del recordado maestro arequipeño
don Federico M. Ugarte, publicado en la Revista
Universitaria en 1929.
Más tarde es la Comunidad Mercedaria que
siempre anduvo rivalizando con los Dominicos y Jesuitas
en propagar la instrucción, que en el Capítulo Provincial
de la Orden, celebrado en esta ciudad en el mes de Julio
de 1765, acordó la fundación de un Colegio Real y la
Universidad Pontificia constituida según las normas de la
célebre Universidad de Alcalá de Henares, tal como
aparece de los Documentos para la Historia de la
Universidad del historiador arequipeño Padre Víctor M.
Barriga publicados en la Revista Nro. 37 de la UNSA. Lamentablemente
el expediente inicial se perdió en las Oficinas de Cámara
y los trámites quedaron paralizados
La segunda etapa corresponde a las
gestiones y esfuerzos realizados por las instituciones y
comunidad toda en los años inmediatos a la proclamación
de nuestra independencia política. Un hito fundamental lo
constituyó la fundación de la Academia Lauretana el 10
de diciembre de 1821 en el templo de la Compañía,
consagrada a la Santísima Virgen de Loreto y en la que se
conjuncionaron las más brillantes personalidades del
clero y la civilidad, comulgando con el común espíritu
libertario de la Patria que emergía con ideas renovadas.
La larga gestión de la institución
universitaria, fue abonada por el Libertador Simón
Bolívar, el que, a su paso por el sur del Perú hacia el
Alto Perú, recogiendo el clamor de la ciudadanía, en su
Cuartel General en la Ciudad de Puno, el 6 de agosto de
1825, por intermedio del Secretario General interino don
Felipe Santiago de Estenós, hizo llegar al señor Prefecto
de Arequipa, don Antonio Gutiérrez de la Fuente, una
ordenanza para la constitución de los establecimientos de
ciencias y artes, salubridad pública y demás, que
contribuyan al adelantamiento y felicidad del Departamento. Como
puede apreciarse de este único documento pues no existe ni
se conoce un Decreto propiamente expedido por Bolívar, creando
el Colegio de la Independencia Americana y la
Universidad, sino un encargo en general para la creación
de instituciones de ciencias y artes; el verdadero
propulsor de ambas instituciones fue el prefecto don
Antonio Gutiérrez de la Fuente, con el apoyo y total
auspicio de los miembros de la Academia Lauretana, tal
como se conoce en un documento de la Secretaría de la
Universidad del 12 de noviembre de 1830 publicado en la imprenta
del gobierno administrada por Pedro Benavides, que lo reconoce
como su creador y protector, reconociéndose también el
decisivo apoyo del Gran Mariscal Santa Cruz, quien como
Presidente del Consejo de Gobierno, expidió los decretos
más favorables al objeto, habiendo dispuesto la ocupación
de los claustros de los Padres Agustinos como sede del
colegio y la Universidad, le señaló al Cuerpo Docente y
le dispensó los fondos indispensables.
Es así como llegamos al 11 de noviembre
de 1828 en el que en una memorable y solemne ceremonia,
como queda registrada en la conceptuosa como emocionante
Acta de su fundación, se declaró instalada la Universidad
Nacional del Gran Padre San Agustín del Departamento de
Arequipa. El acto fue realmente impresionante y el sólo
leer el Acta de fundación, sobrecoge el espíritu de ver
juntos tanta calidad humana y goce ciudadano, hasta
llegar a las lágrimas por la creación de este "Templo del
Saber", de esta casa de Estudios Superiores que tanto se
hizo esperar y que llegó en el momento preciso en que la
nacionalidad irumpía triunfante con nuevos y vigorosos
aires republicanos y empezaba un amanecer de ideales y triunfo de
la inteligencia sobre el obscurantismo dogmático; de la vida
y de la ciencia sobre la ignorancia adormecida.
La Universidad advino conjuntamente con
la Patria Libre. Desde aquella fecha memorable, 11 de
noviembre de 1828, hasta el momento que vivimos, nuestra
Universidad, al igual que las del resto del país, ha
pasado por crisis institucionales, conflictos, convulsiones,
viscisitudes, marchas, contramarchas, fracasos, éxitos,
intervenciones de agentes extraños y permanente lucha y
agonía en defensa de su autonomía. Las experiencias
vividas en pos de importantes reformas y transformaciones
de la Universidad Peruana y la madurez histórica, nos
permiten encarar con el más absoluto realismo, el diseño,
la estructura y la organización de un nuevo modelo de la
Universidad Peruana y concretamente agustina, por las
circunstancias que le toca vivir al Perú que son
decisivas para dar el salto trascendental de nuestra independencia
económica, tratando de consolidar nuestra libertad política
y económica y nuestra personalidad cultural.
Felizmente existe concenso comunitario
universitario, como decisión institucional de las
Autoridades académicas, de sus bases profesores,
estudiantes y trabajadores administrativos para conjuncionar
un sostenido, responsable y ponderado esfuerzo para cumplir con
tan patriótica y elevada misión.
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